miércoles, 26 de septiembre de 2012

Los fragmentos del reloj




Hubo que golpear con cuidado la rueda magullada. Su análoga del mecanismo de sonería tampoco está incólume: hay que soldarla, quizás con estaño. Para que la campana del tejado confirme las horas habrá que rehacer el muelle. El resto de los fragmentos, van ajustándose solos, con un poco de aceite. Al rompecabezas del reloj faltaba la pesa de la sonería; apareció donde contábamos con ella: calzando una puerta de oficina. El cordel que sostendrá las pesas –acero trenzado- lo trajeron de los talleres ferroviarios. Es un regalo. ¿Habrá reloj? –preguntaron unos obreros que aguardaban su turno para lavarse. Julio, con las manos sucias, sacó el trozo de cordón que hallamos suelto: “necesitamos catorce metros”. ¿Y de dónde es el reloj? –se interesaron-. Americano. Pues están de suerte –sonrieron-, los “americanos” les mandaron la cuerda: tenemos bastante en los almacenes.

Quiere echar a andar –decía Julio César cuando ultimábamos ajustes-. Él presionaba una de las ruedas y la máquina movía, sin esfuerzo, un péndulo inexistente.


A péndulo corto, ritmo vertiginoso

Del péndulo sólo apareció el extremo: un plato de hierro. El brazo hubo que reconstruirlo. Julio César –desde ahora el Relojero- inventó un regulador sencillo para graduar la oscilación. Suponemos que el original era bronce, pues la pátina del bronce es naturalmente la del tiempo. Brazo de madera y llave de aluminio, sin embargo, bastarán.

El reloj reanudó su marcha este sábado. Ya cargué dos veces el serrucho hasta el ático. El transcurrir, según fórmula física o poética que acaba de ocurrírseme y hubiera gustado a Lezama, equivale a la extensión del brazo. El reloj se atrasa en su fase de prueba, como si quisiera devolvernos el pasado. Entonces un par de veces le hemos serruchado el brazo. A péndulo corto, tiempo vertiginoso –mi último axioma-. 

Todavía no lo acoplamos a la esfera de la fachada, hay que destrabar las agujas.




¿El tiempo recobrado?  

El reloj, como ciertas cosmovisiones, es binario. Posee dos estructuras complementarias: el tiempo y su expresión, fondo y forma, agujas y sonido. Se unen en el frondoso centro de ruedas superpuestas, como un mandala o un árbol del mundo.

Cada vez que el Relojero cruza el andén alguien pregunta por el reloj. Todos insisten en que la campana ha de sonar. Haremos que suene, aunque yo, el Relojerito, tenga que tirar de una cuerda. Sin la campana tendríamos un tiempo mudo, inexpresivo. Faltaría la forma del tiempo que se une a su mecanismo al centro del mandala. Me fui a una terraza para examinar la campana: ¿cómo sonará? ¿con qué ruido de árbol frondoso?


miércoles, 19 de septiembre de 2012

Dos marinas crueles





I.
Bug chaser

Antier aún no me hostigaban  los pájaros del mar. 
Reclutados en la leva de las aguas,
los pájaros azuzan al temporal
y me fastidian:
cubren  mi faz con polvo húmedo. 

En la noche la costa fue horadada:
al fondo se advierten las vísceras del litoral,
los cuerpos desarticulados por la leva de las aguas.
Mi faz, alzada y deshecha,
ha conocido la erosión del fastidio.

Ahora los hostigaré.


II.
Noctilucas

He tomado rencor a las noctilucas.
Tras imaginar cómo las destruyo
he compuesto dos crueles marinas:
la primera muestra a la tripulación enloquecida del ballenero Ann Alexander,
la segunda es una pesadilla de Melville.
En ambas aparecen las noctilucas,
luces de cariz criminoso.

martes, 18 de septiembre de 2012

Prensa cubana sale del clóset a propósito del censo homofóbico




Felicito a mis colegas de la CMHW. Esta web de la radio villaclareña es el primer órgano de la prensa cubana que se incorpora a la reciente batalla contra la homofobia del Censo de Población y Viviendas Cuba 2012.

Es cierto que se trata de un apoyo casi tácito: la noticia, firmada por el periodista Ramón Ávalos Rodríguez, sólo adjunta la modificación del emblema del censo publicada originalmente por Paquito el de Cuba. Esta suerte de protesta gráfica incorpora la bandera del arcoiris. La imagen del censo multicolor que no tuvimos recibió gran difusión en Internet y aunque la información apenas aluda a los progresos del censo en Villa Clara, se agradece que un sitio de la radio cubana apueste por los derechos de las minorías sexuales.

No pensaba publicar nada más acerca del tema, lo di por concluido con el último artículo. Esta buena noticia, sin embargo, me obliga a reincidir: la CMHW ha salido del clóset –es un decir-. Complace que la excelente decisión venga de una web de la radio villaclareña. Me permití hacer una copia de la interfaz para que quede memoria.

Convido a los que desconfían de la libertad de expresión que ejercemos a visitar algunos sitios cubanos. La CMHW, con su foto de hoy mismo, corrobora mi vaticinio: no tendremos otro censo homofóbico.  

 Emblema diseñado por la ONEI. 

Modificación que incorpora la bandera del arcoiris.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Censo Cuba 2012: lo raro de la discriminación




Evito aparecer en las fotos de familia. Hago de fotógrafo para los demás. Junto a mi hermano y su esposa, mi hermana y su esposo, no quiero aparecer solo. Lo mismo decidí a propósito del Censo de Población y Viviendas Cuba 2012 y la inconmensurable foto de la familia nacional. No apareceré solo nunca más. Aquí mi padre decide quiénes son parejas y quiénes somos "no parientes", categoría destinada en Cuba para las parejas del mismo sexo; la Organización Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) toma semejante decisión para las estadísticas de la nación.  

Ha pasado más de una semana desde que denuncié la flagrante homofobia del censo. La revelación fue difundida y comentada en numerosos sitios de Internet. Sentí vértigo cuando colecté los informes: creí que me delataría el ceño fruncido, la visible molestia. Una de las funcionarias del Departamento Municipal del Censo dijo “a ti te gusta lo raro”. A muchos parecen raras las uniones entre personas del mismo sexo. En cambio a mí me parece raro que Cuba se contradiga. Que se declare contra la homofobia y corrija el censo con tinta discriminatoria. Que revelen una chapucería tan evidente y que la ONEI, subordinada al Consejo de Ministros, no se disculpe con las parejas suprimidas de la familia nacional. También es raro que el CENESEX, institución que asume el impropio rol de único líder legítimo en la pugna del colectivo LGTB por sus derechos, no se pronuncie. Y no es un silencio inocente; es el “no” intencional que dio a los activistas interesados en obtener apoyo para propiciar una rectificación pública de la ONEI. Este silencio deliberado condena al CENESEX. 

Pese a los recientes desatinos sé que este será el último censo homófobo de Cuba. En la década que nos separa del próximo recuento nos decantaremos al menos de la discriminación institucional. Queda probado otra vez que la paciente espera –el “no estamos listos”- es una sugerencia falaz.  Como decía Martin Luther King, “una justicia demorada durante mucho tiempo, es una justicia rechazada”.

Algunos ortodoxos más o menos bienintencionados me advirtieron, a raíz de la denuncia, que ciertos innombrables podrían malinterpretar mi labor y me regalarían con el sambenito de disidente. Disentir, a mi juicio, es una actitud más natural que consentir. Disidencia, disidentes, son términos lamentablemente resemantizados con una connotación peyorativa. En la Revolución, menos audaz a estas alturas que durante la juventud de mis padres, confluyen rezagos, circunstancias que la Revolución ha aupado contra su propia naturaleza ideológica. La homofobia es contrarrevolucionaria; disentir es legítimo.

No colgué la bandera del arcoiris en la ventana porque no tengo bandera. Si me ciño al tratamiento homofóbico que me obsequian cuando desconocen mi sexualidad y mis proyectos de constituir familia, tampoco tengo casa. Por suerte no me compadezco de mí mismo, prefiero provocar. Por suerte tengo un blog.

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Imagen: Foto que reveló carácter homófobo del censo, 5 de septiembre de 2012, Sagua la Grande. Fotomontaje aparecido en la web Radio Nederland. 


lunes, 10 de septiembre de 2012

Maestros relojeros



Julio César y yo decidimos reparar el reloj público de la estación del ferrocarril. Julio es ingeniero civil, sabe de relojes y tiene vocación de artífice. Yo no sé nada. Hasta ignoro desde dónde fluye el tiempo. Unamuno decía que viene del mañana y deja una estela y ese fluir es la eternidad. Por eso angustian las cuentas regresivas, los relojes que restan. Sagua la Grande subsiste en una disminución de cifras, quizás todavía podamos devolverle el tiempo.

El reloj se detuvo hace más de veinte años. Me lo confirma el Jefe de Estación. Antaño estos funcionarios eran verdaderas autoridades, ahora se aburren en los andenes desiertos; nuestro jefe a menudo escudriña el frontón en busca de la campana. Los cazadores de bronce son capaces de escalar hasta allí –señala el borde de la fachada-. Julio me muestra una pieza hueca que alguien intentó quebrar. Los cazadores estuvieron aquí. 



Para llegar al reloj hay que tomar la escalera que da al andén. Arriba están desiertos los salones. Una escalera de caracol permite alcanzar el ático, la cámara del reloj. La estación posee los muros más compactos que he visto, indestructibles. Los agujeros en el suelo del ático no me dejan mirar abajo.

The Cincinnati Time Recorder Co., de Ohio, fue la relojería que fabricó el segundo reloj público de la villa. Sagua la Grande también posee un Seth Thomas –se hacía llamar “el fabricante de relojes más antiguo de América”- en la iglesia parroquial mayor.  Desconozco si otra ciudad de la región tuvo dos relojes públicos. Santa Clara, Cienfuegos, Remedios, antiguas cabeceras regionales de Las Villas, tuvieron un reloj cada una. La célebre fábrica Seth Thomas confeccionó el reloj de la estación central del ferrocarril de Nueva York. El casi centenario Thomas sagüero hace sonar las campanas de la torre en memoria de una joven de la belle époque. El esposo quiso hacerlas tañer eternamente por ambos, para probar que el tiempo no erosiona al amor. Menos novelesca es la historia del otro reloj. Adquirido acaso por la Cuban Central Railways, compañía inglesa que instaló su capital ferroviaria en Sagua la Grande, sustituyó a un mecanismo obsoleto del siglo XIX.


El pasado jueves bajamos el reloj para examinarlo a la luz. Las ruedas dentadas son un rompecabezas. Julio César lo desarmó sin tomar nota, dio garantías de su buena memoria para los mecanismos enrevesados; le tengo confianza. Mañana iremos a Isabela para conseguir el cordón de acero que sostendrá el contrapeso de la cuerda. Julio ya corrigió la deformación de la pieza dañada. Queda la limpieza de la maquinaria –mi tarea de relojero lego-, construir un péndulo de plomo y rectificar algunos ejes. En un archivo de Internet conseguí varios planos antiguos de la Cincinnati…; ojalá sean útiles.

Los relojes, meras máquinas para algunos, son metáforas del tiempo, tropos de la fugacidad; gozan de un carácter simbólico que trasciende sus cuerpos mecánicos. Julio César y yo ahora somos maestros relojeros medievales. Este reloj es un rompecabezas tropológico para mí. Estoy ceñido a la caja de sus piezas, ajustado a su condición de piedra filosofal por mis manos dentadas.


miércoles, 5 de septiembre de 2012

Censo 2012: Cuba en una foto desenfocada




Será una foto de Cuba, una foto de familia, aseguran los manuales del censo, con vocación metafórica. A la medianoche del 14 de septiembre oprimirán el botón y veremos el flashazo. Ya sabemos, sin embargo, que nos harán una foto desenfocada: las uniones entre personas del mismo sexo fueron omitidas de los cuestionarios. Algunas familias no rezarán como tales, serán convivientes sin parentesco. Las pautas sancionadas por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) obligan a desenfocar la imagen de Cuba que necesitamos.

Hoy aparecieron pruebas de que la ONEI se traiciona a sí misma en una pugna a puertas cerradas.  Un supervisor del censo, estudiante universitario, me reveló el contenido de unas líneas borradas en el manual denominado Instrucciones Enumerador. Aunque tachadas con saña, en el párrafo que define quiénes serán considerados cónyuges él pudo leer: En este caso se admiten parejas del mismo sexo, siempre que sean convivientes del mismo hogar censal. Las parejas homosexuales no figurarán en la indagación, dijo un funcionario de la ONEI al periodista Francisco Rodríguez Cruz hace pocos meses. Las líneas tachadas obligan a suponer que originalmente se les contempló. El diseño fue cambiado luego por razones que sólo justifican la homofobia y una flagrante mala fe. 

Empeñado en conocer el origen de la tachadura homofóbica pedaleé hasta el sitio donde capacitan para el censo en Sagua la Grande. El director, Ovidio Bermúdez Acosta, me facilitó las Instrucciones… y pude fotografiar el fragmento censurado. Bermúdez me mostró además una información oficial de la ONEI titulada Precisiones metodológicas y fe de erratas; en la penúltima página se ordena tachar la oración que reproduje arriba y sustituir por Las parejas deben ser de sexo diferente.


¿Por qué se abandonó el proyecto original? ¿Quién ordenó –persona o grupo- que se eliminara una pauta incluida por los propios especialistas de la ONEI? Lo que parecía una omisión ahora es discriminación. Afirmar que las parejas homosexuales no serían admitidas era anticuado; incluirlas, luego tacharlas, es discriminatorio. ¿Los responsables sabrán que obran contra la política del Estado?

Seguí hasta el Departamento Municipal del Censo, en la sede sagüera de la ONEI. Conversé con la máxima responsable. Dulce Suárez Rojo, otra funcionaria, me facilitó numerosos ejemplares de las Intrucciones… En todos aparecía la misma tachadura azul, rotunda. Maritza, la directora, me aseguró que los manuales llegaron tachados probablemente de La Habana. Ella desconocía la Instructiva No. 14 del 21 de junio de 2012, la fe de erratas de tanta mala fe… Dulce explicó que a pesar de la fecha el documento les llegó el pasado viernes. Y no tuvieron que “corregir” nada, lo que indicaban censurar ya estaba en azul.

Las funcionarias de la ONEI –todas son mujeres- se interesaron por el caso. Conocían el término “homofobia”. Mencionaron dos películas: Milk y Brokeback Mountain. Dulce admitió que la disposición obliga a instruir expresamente a los enumeradores para que desconozcan cualquier declaración de unión entre personas del mismo sexo. Si dos hombres se declaran unidos, los enumeradores excepcionalmente lo desconocerán, pese a que el censo consignará lo declarado aunque sea evidente alguna falsedad. Por una vez el censo mentirá. La foto quedará desenfocada. 

lunes, 3 de septiembre de 2012

Un poema de Paul Verlaine


Es un juego arriesgado, un salto mortal: no me satisfizo ninguna versión española de Clair de lune, de Paul Verlaine, y yo mismo traduje el poema. Traduje obsedido más por la belleza de la canción de Gabriel Fauré que por los sintagmas desbordados del poeta, que no vaciló en añadir adjetivos al claro de luna, sin el prejuicio de nuestra época por los calificativos profusos. A los traductores hubiera recordado Verlaine el carácter sinuoso y prolijo del rococó, les recordaría que asistimos a una enigmática comparsa de los tiempos de Antoine Watteau (1684-1721). No debe admitirse entonces la regulación a ultranza de los adjetivos ni la tendencia descontextualizadora que condujo a suprimir la mención de los bergamascos, referente que nos sitúa en un carnaval italiano del siglo XVIII. También respeté el polisíndeton, inexplicablemente suprimido por otras versiones.  La novedad más evidente que introduje quizá sea la conjunción adversativa de la segunda estrofa; creo que hará más evidente la contradicción de los primeros versos con el resto. En la tercera, anticlímax donde la fiesta galante se fija otra vez al lienzo, parece intacta la extraña luz del claro de luna; intocada quedó también por mí.

Clair de lune

Votre âme est un paysage choisi
Que vont charmant masques et bergamasques
Jouant du luth et dansant et quasi
Tristes sous leurs déguisements fantasques.

Tout en chantant sur le mode mineur
L’amour vainqueur et la vie opportune,
Ils n’ont pas l’air de croire à leur bonheur
Et leur chanson se mêle au clair de lune,

Au calme clair de lune triste et beau,
Qui fait rêver les oiseaux dans les arbres
Et sangloter d’extase les jets d’eau,
Les grands jets d’eau sveltes parmi les marbres.


Claro de luna

Vuestra alma es un escogido paisaje
que tornan encantador máscaras y bergamascos
tañendo el laúd y danzando y casi
tristes bajo sus disfraces fantásticos.

Todo canta en tono menor
al amor vencedor y la vida oportuna,
pero ellos no parecen creer en la felicidad
y su canción se confunde en el claro de luna,

en el sereno claro de luna hermoso y triste,
que hace soñar a los pájaros en los árboles
y sollozar de éxtasis a los surtidores,
los altos surtidores esbeltos entre los mármoles.

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Ilustración: El amor en el teatro italiano, Jean Antoine Watteau, 1716.