sábado, 15 de marzo de 2014

Mi respuesta a Manuel Vázquez Seijido, asesor jurídico de CENESEX


A pesar de que mi último post sólo repetía viejos criterios míos con respecto a la gestión de CENESEX, la institución recién decidió replicarme. Enhorabuena. Me gusta discutir. Hagámoslo.

Manuel Vázquez Seijido, en su análisis ideológico -y también semántico-, me pregunta qué es una ONG de legítimo carácter LGBT y por qué responsabilicé en parte al CENESEX de la ausencia de organizaciones de esa índole en Cuba. Es fácil: la genuina naturaleza LGBT de un proyecto o institución depende, estrictamente, de la gestión autónoma, libre y militante de sus miembros. No es el caso de CENESEX, constituida por decreto y con el auspicio del Ministerio de Salud Pública. La cualidad oficial ni siquiera bastaría para descalificar a un centro de reconocida utilidad. Nadie discute su pertinencia. CENESEX sí se torna ilegítima en su pretensión de conducir -¿”acompañar”?- las luchas por los derechos sexuales, con la voluntad de ejercer el único mando. Desconfío del liderazgo excluyente de Mariela Castro. Creo en su buena voluntad, sólo no me resigno a que pontifique en nombre de un colectivo heterogéneo por definición. Han pasado varios años desde que declaré mi posición. Nunca aceptaré que la existencia de CENESEX impida el reconocimiento jurídico de otras asociaciones LGBT.

Vázquez Sejido debió resultar más diáfano aquí:

¿Usted conoce la legislación vigente en nuestro país para conformar organizaciones no gubernamentales? Habría que preguntarse en qué punto entran en colisión los intentos de formar estas organizaciones con la precitada legislación.

¿Habría que preguntarse dónde colisionamos? ¿El abogado no conoce la respuesta? Algunas leyes están muy bien escritas, pero no se cumplen.

Cuando CENESEX, en la voz de Mariela Castro, declara que los LGBT de Cuba no necesitamos insertarnos sin mediaciones en la sociedad civil, traiciona su propia causa. Declarar, ex cathedra, que nos bastaría por ahora una unión civil, implica renunciar tácitamente a la igualdad. Si CENESEX, por razones soterradas, prefiere no causar desazón a sus patrocinadores, otras organizaciones LGBT, más legítimas, deberían ocuparse de la tarea.

¿Cómo se explica Vázquez Seijido el silencio cómplice ante la homofobia del último censo? Desde mi atalaya advertí el borrón, lo estrujé y lancé al patio de CENESEX. El aviso llegó una semana antes del recuento y no hubo rectificación por parte de la ONEI. A los colegas que solicitaron un pronunciamiento a la institución dirigida por Mariela Castro, se les dijo que no habría ninguna declaración. Confirmé ahí que CENESEX no nos basta ni debemos consentirle un liderazgo excluyente.

Con respecto a la escasa difusión que ha recibido la VI Conferencia de ILGALAC y a los tropiezos para la presencia de quienes no nos adherimos a CENESEX, el jurista usa un símil infeliz:

“Las trans de mi remota ciudad, las que se prostituyen por unos pocos pesos, no saben que ILGA estará en Cuba”, dice usted, y probablemente tampoco lo sepan los mineros de Moa o los azucareros de otra provincia […]

La relación no procede: a los mineros de Moa y a los azucareros de cualquier parte no les interesa tanto la cita como a las trans de mi provincia. La Asociación de Transgéneros del Níquel o la Federación Azucarera Dulce Lujuria no existirán tampoco mientras CENESEX sea la única organización consentida por el Estado y la excusa para que no surjan otras.

Manuel Vázquez Seijido parece más aficionado a las preguntas retóricas que yo:

¿Conoce que impulsada por el CENESEX, ese al que no le deben nada “las que se procuran hormonas y esculpen sus propios cuerpos sin auxilio médico en los parajes marginales de Cuba”, se creó la Comisión Nacional de Atención Integral a Personas Transexuales en el año 2008 por la Resolución Ministerial No. 126? ¿Conoce usted que Cuba es el único país en Latinoamérica donde se garantiza el derecho a la libre expresión sexual y autonomía sobre los cuerpos de las personas transexuales? ¿Conoce usted los derechos sexuales de estas personas?

Respondo. La Comisión Nacional de Atención Integral a Personas Transexuales no funciona en los parajes marginales de la Isla. Las mujeres que requieren esa asistencia suelen vivir desempleadas y violentadas por las estructuras sociales. Las que he entrevistado optan por hormonarse sin consulta porque no tienen adónde acudir. La violencia simbólica, encima, las desarma. El discurso de Vázquez Seijido es habanerocentrista. La Habana nos queda lejos a otros.

Sigo: ni remotamente Cuba es “el único país latinoamericano donde se garantiza el derecho a la libre expresión sexual y autonomía sobre los cuerpos de las personas transexuales”. Conozco la legislación argentina. Cuba y Argentina, como dijo el impertinente de Borges una vez, son cosas muy distintas. Parece que también lo somos en materia de derechos para las trans. Cuba, como me alecciona Vázquez Seijido, consiguió gracias a CENESEX que el MININT admita fotos acordes a la identidad de género. Lo celebro. En Argentina basta con una declaración ante el Registro Civil para asumir la plenitud jurídica como hombre o mujer trans. Somos distintos. Mi interés por la cuestión jurídica también ha quedado demostrado desde el ámbito de la comunicación y el activismo LGBT.

De haber leído mi blog, el asesor jurídico sabría que estuve entre los que propusieron la alusión a la discriminación por orientación sexual e identidad de género en el nuevo Código de Trabajo. Según el texto de Vázquez Seijido, ni yo ni otros activistas propiciamos la modificación. Todo lo hizo Mariela Castro. El discurso de CENESEX, ya sabemos, está sesgado por su constreñida noción del activismo y de los liderazgos. Recuerdo al jurista, en pos de la precisión, que la cláusula se aprobó incompleta, sin aludir a la identidad de género.

La réplica que me dedica CENESEX corrobora que las sillas de la conferencia ya están separadas. Vázquez Seijido ocupará la suya. Alguna red social lo nominará. En la declaración que precede al texto del jurista figura una afirmación irresponsable o cínica: “existen variantes que las personas con menos posibilidades económicas pueden valorar”. Instrúyannos, por favor.

El activismo LGBT necesita empoderamiento, no “acompañamiento”. Al abogado se le escapa que la pugna por los derechos negados al colectivo LGBT obliga a luchar por la plenitud civil.

Disensiones aparte, CENESEX debe saber que tenemos los mismos objetivos. Urge respetarnos. El recurso apropiado para dialogar nunca debería ser la descalificación que sugerían las entrelíneas de la réplica de Manuel Vázquez Seijido. Un comentarista anónimo también me asaeteó en el blog con semejante tono, dudando de mi currículo profesional y  mi compromiso. Yo, sin ningún temblor, firmo mis opiniones e incluso mis diatribas.

Maykel González Vivero
Sagua la Grande, 15 de marzo de 2014.

5 comentarios:

Omar dijo...

Maykel González Vivero, ¿te acuerdas de Vicente Huidobro? La palabra Altazor me recordaba siempre otra palabra. "Atalaya" tal vez. Pero como ahora atalaya, según Seijido, parece ser sinónimo de "torre de marfil", hemos de demeritar su sentido. Pero yo me acuerdo de la Orestiada, de Esquilo. ¿Te acuerdas, Maykel? ¿Se acordará Seijido? El atalaya, en Agamenón es el primero que ve la traición de Andrómaca. Así que no te preocupes si eres un atalaya. Ves mejor y más lejos. Prevees. Como firmaste este post y le pusiste fecha, yo me lo imagino como un manifiesto (es mi hambre de actos verdaderamente trascendentales), y me atrevo a suscribirlo: Omar Martín Arboláez. Me encanta estar en este Non serviam.

Unknown dijo...

Yo me pregunto, ¿quién está más cerca de las trans, uno en las márgenes, desde la "atalaya" municipal, o alguien desde la institucionalidad empoderada del Cenesex? Maykel, Omar, estamos juntos.

Maykel dijo...

Querido Omar, siempre quise mucho a Altazor, y tienes razón en cuanto a su condición clarividente. Las atalayas siempre han sido estimadas, desde los griegos hasta los Testigos de Jehová. A Seijido, no obstante, le parecen demasiado altas.
Nunca me molesto cuando me consideran torremarfilista. Esos juicios me acercan al modernismo, jejeje... Conozco la portezuela de mi torre y su escalera angosta.
Un abrazo, Omar.

Maykel dijo...

Querido Omar, siempre quise mucho a Altazor, y tienes razón en cuanto a su condición clarividente. Las atalayas siempre han sido estimadas, desde los griegos hasta los Testigos de Jehová. A Seijido, no obstante, le parecen demasiado altas.
Nunca me molesto cuando me consideran torremarfilista. Esos juicios me acercan al modernismo, jejeje... Conozco la portezuela de mi torre y su escalera angosta.
Un abrazo, Omar.

Maykel dijo...

Me gustan los manifiestos. Lástima que estén tan desacreditados. De todos modos, hago los míos.
Disfruté, Omar, la alusión al Non serviam. Esa frase es satánica.
Abrazos.