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martes, 29 de abril de 2008
Sagua la Máxima. Páginas de un álbum crepuscular.
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martes, 15 de abril de 2008
Una rosa de Sorolla y otra de Adelina Patti

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viernes, 11 de abril de 2008
Lorca en Sagua: un poeta ipotrocasmo (II y final anticipado)
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Grand Hotel Sagua. Aquí se hospedó Lorca, en la habitación 320, tercer piso.
Estoy obligado a poner el último punto al itinerario de Lorca en la Villa del Undoso, provisionalmente al menos. Para internarse en el pasado con fortuna hay que confiar más que en el azar o en los predecesores; es necesario encontrar la puerta y las llaves para abrirla de una vez. Cuando escribía mi introducción a la visita de Federico García Lorca a esta ciudad suponía dicho casi todo y atribuía el sentido de mi misión a comunicarlo. Luego descubrí que estaba equivocado.
Los cronistas más conocidos de la estancia del poeta en Cuba son los historiadores –y curiosamente también periodistas- Nydia Sarabia y Ciro Bianchi Ross. Ambos dedican sendos capítulos de sus libros al paso de Lorca por Sagua, con la información elemental: dónde durmió y comió, a quiénes frecuentó, cuándo impartió la conferencia "Mecánica de la poesía", etc. Los sagüeros, más privilegiados sin duda que los santiagueros, poseemos también el pequeño testimonio de Gayol Fernández, publicado en Bohemia, una crónica emotiva pero demasiado escueta para saciarnos. Hasta aquí lo que está a la vista de todos. Ahora sé que soterrado hay mucho más, el verdadero secreto de los días sagüeros de Lorca que –como corresponde a los legítimos misterios- sólo puede reconstruirse con especulaciones.
El epicentro psicógeno y la euforia en la rítmica lorquiana
Por A. Carnicer Torres
garcía lorca –poeta ipotrocasmo- el que ha dado un epónimo a la nueva ritma literaria, nos ha visitado no ha muchas horas, y desde el tríptico escenaril –del italiano caserón “principal”- nos dio toda la euforia de su ritmo.
su principal centro, gira en su alma, en su psiquis, preparada –véase por qué vórtice plasmático- en una clarividencia poseedora, de la nueva fase, que nos ha inoculado en su peroración literaria, la que apartándose de las medias tintas nos ha bañado de lleno en el anate substancial…
garcía lorca se revela contra el epítrope; extirpando de plano, y no admitiendo como árbitros, la introducción de ideas medievales, restadoras de fuerza a la euforia del verso preponderante que es la atención de hoy.
él –federico garcía lorca- en su romancero gitano y en sus estilísticas producciones desde occidente, ya nos indicaba la ruta como Maquiavelo que anunciaba una gran tempestad en las letras –y así yo- embebido en su nueva mecánica, le oí, le escuché encontrando en su vasto campo explicativo no a las simples luciérnagas de luces fluctitivas, sino lampos ecletantes, prepotentes focos lumínicos, cuyas proyecciones han dejado a algunos (que se precian de intelectuales) en miopía tiniebliscas.
todo lo que gravita en una técnica nueva (como no es comprensible) se adapta a la sustracción de fuerza y de calor –por consecuencia- como fenómeno físico, restándole todo esto a un cuerpo viene la inanición.
pero aquí no vendrá; pues ya todo el que lee, y escudriña, y se ha querido quitar las “escamas” de la retrogradación, con las obras surgidas por un osvaldo spengler, por un ofauder, mejerson, jean steig y otros, y los mismos de lorca tiene que convenir en que ya los versos de cadencias han pasado a las concupiscencias de la historia.
garcía lorca en la tribuna, en sus obras, ha probado ser un poeta factista –de hecho- y por añadidura eidecosustancioso- él se traspone en el magicismo dadaísta; en su mecánica él se va más allá de la literatura –la nada- garcía lorca –como josé maría carretero- en sus fenomenologías hace razonamientos intencionales; es un dialéctico y metafísico analista, está contra los paranoicos, contra esos apasionados oníricos visionarios soñadores de todas las épocas.
fui a oír en tribunicio cerco a garcía lorca, porque interpretando la vigencia de su módulo, sabía que no iba a encontrarme melismos de decadencia cansona, sino la puridad, con una fobia literaria no echada en campo desmombero, llevaba toda enfática etimología de la palabra no sobada.
en el asta de las nuevas orientaciones de letra flamea el pendón verdoso de la esperanza, y en la clepsidra del templo está ahora que los mocetones, los surgidores, limpien el cerebro de toda paranoia y digan a los vegetarianos: “aquí estamos con todo nuestro litargirio”.

Teatro Principal -"el tríptico escenaril del italiano caserón".
Aquí ofreció Lorca su conferencia el domingo 23 de marzo de 1930.
viernes, 4 de abril de 2008
Otras jónicas: una capilla
Pero yo he tenido una fortuna que no soñó Proust, ni en sus noches más delirantes: he descubierto una iglesia.
Desconcertado lo consigno aquí, porque no pensé que pudiera disfrutar nunca -remoto casi el siglo diecinueve, época de los últimos hallazgos del hombre- esa sensación extraña y jubilosa del descubridor. Hay una iglesia en el patio. Y lo digo con el mismo asombro con que pudiera decir que un sitio desolado se torna, de repente, en posesión sagrada.