martes, 12 de octubre de 2010

Niño Rusalka

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Viene el niño de la cinta anudada al brazo,
el aficionado a las insignias,
el insolente niño que frunce sus deseos volátiles
y se refugia tras la encina.

Donde estábamos solos ya no estamos: una multitud
se deja encandilar por el orín
de los anillos devueltos.
Por cada dios
hacemos una libación a la entrada del bosque,
levantamos altares a la diestra del camino y corremos
la suerte de las estatuas en el sueño.

Donde se le ve todavía distante
ya era como Rusalka: balbuceaba sus peticiones
a la luna de Bohemia
y se condolía de nuestro estupor.

Eres el niño sedente.
Llevas la costra negra del camino en los ojos y no puedes ver la roca
al fondo del corredor;
la cinta del final es la señal
para clausurar la fatiga en este paraje turbio.

¿Quiénes son ellos, los que se tienden sobre la fuente seca
a representar las maromas de su fatiga,
niños de cuentagotas
que incitan la vuelta de las lluvias?

Se dan enteros por una moneda y la cuchilla
de separar cabezas.

_____

Foto: Acera colonial de Céspedes y Padre Varela.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta cuando revuelves las palabras y las entregas cual estocada perfecta.
¿Hará falta una” Jezibaba” para tener respuestas?
El que esta solo te abraza.

Maykel dijo...

Y yo, con Jezibaba al acecho, preparo mis estocadas fallidas como quien compone un disfraz para la próxima noche de Walpurgis, con arte de simulador honesto, de hechicero blanco.

Y abrazo al que está solo.

Jorge Bousoño dijo...

Maykel, es tuyo el poema???

Slds, Siempre, JB

Maykel dijo...

Es mío, claro, y la foto también.

No es el primero que he mostrado aquí.

Un abrazo, Bousoño.

Jorge Bousoño dijo...

Ya te había comentado el que debías, por el lenguaje-estilo que usas, intentar escribir poemas. Este te quedó muy bien, aunque, por supuesto, nada es perfecto y, la poesía necesita de cierto reposo para darle una nueva re-lectura, más lejana del momento de la explosión.

Y no sé por qué se me antoja acompañarte ahora con este poema propio:

Uno puede salir todas las noches a contar estrellas

aun así
importa más lo que amanece.


CUANDO SE TERMINA EL PARQUE
(o LA NOCHE DEL AGUAFIESTAS)

"Era la noche lo que deseaba
y ya la tengo."
[Raúl Hernández Novás]



Calendarios, teléfonos
pasos de relojes se cuestionan con tu ausencia
(la alcoba
es lo que más se aviene).


―II―
Estoy pasado de moda

aun mis poros y vellos tintinean
caotizan sudores con ciertas melodías
algunas presencias

y tosen
tartamudean
se atragantan

(cesó la llovizna
miles de ojos para los que no existo).


―III―
A mi lado un chico de mi misma talla
exactamente, de mi misma talla
con esa juventud que una vez
escapa.



―IV―
En la fiesta de disfraces
hay quienes recrean un cuaderno de apuntes
otros coleccionan días de suerte

(por supuesto, los hay
quienes se exponen al mercado).


―V―
Tantas lágrimas y desilusiones
no aceptan mucho más fallas

aun así
a todos nos provoca
el ponernos difíciles

(de momento
te dejo señas y rastros
para que me descubras)

es una forma de marcar
diferencia.



―VI―

Quise verme (verte)

ahora yo

(cazador de bienes y sorpresas
a resguardo de deseos)

quiero paraísos y diluvios
(no me protegiste).



―VII―

El ángel de la madrugada estuvo
ayer

deambulamos pasos y arabescos
(juegos de rebasas)

frente a frente, en desafío, se detuvo
le miré

el ángel de la madrugada estuvo
y le regalé mis alas

(la noche
es sólo premio para náufragos).

Maykel dijo...

Tienes razón, Bousoño. Debemos decantarnos de nosotros mismos.

Gracias por el poema, sobre todo por el final.