domingo, 24 de octubre de 2010

Metafísica del caminante descalzo

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Ha sido un domingo metafísico, condición que no excluye la experiencia costumbrista.

Apareció la limosnera. ¿Hay algo para San Lázaro? ¿En verdad será para él? Mi madre le alcanza dos monedas. En la bandeja hay billetes. Fueron colocados encima, como por descuido. Advertimos que se le ve muy gruesa. Diríase que bien alimentada por el Santo con jugosos mendrugos. Quizás padezca un desorden metabólico. No -rectifico ante su estampa descalza y alienada-, padece un malestar metafísico. El mismo que impelía a Norma a vender la pasta dental con un ademán de heroína operática, mientras su hija gritaba: ¡Mami, no la vendas! Retorna Norma, con su calzado plástico; la limosnera se aleja, acariciando las aldabas de todas las puertas. ¿Algo para San Lázaro? Hierve la acera bajo su peso.

Esta tarde lavé mis zapatos. Es un acto simbólico. Sirve para desembarazarme de los caminos anteriores, para desandar con pasos primigenios los mismos caminos. La biografía de un par de zapatos siempre será dramática. Son entes metafísicos que se empeñan en alcanzar el final de cualquier ruta –aun las inútiles- a costa de su despedazamiento.

Para mi confusión, noté el paradójico vínculo que emparienta a la reducida nómina de mis zapatos: no los he comprado yo. ¡Qué sorpresa! Los tenis bajos proceden de E., que los juzgó simpáticos para mí; los altos fueron solicitados por R. a unos parientes, para obsequiármelos; aquellos de cuero brasileño, algo desvaídos, y estas sandalias, provienen de la bolsa de B. De pronto me siento vulnerable, descalzo para mis propios caminos, como la limosnera de esta mañana.

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Fotos: Muro de mi casa. Limosnera dominical, frente a la ciudadela de Colón y General Lee.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Qué puede decir alguien después de lo aquí dicho?
El simbolismo de los que desandan lo andado y vuelven una y otra vez sobre el trillo que la torpeza de unos pasos tallaron en la tierra, asustan unos zapatos lavados sobre el muro que los contiene hasta cuándo, sería una respuesta a la insistencia del desde cuándo.
Me gusto tu post dominguero.

Maykel dijo...

A veces me gusta desandar.

¡Si pudiera lavarlo todo, como lavo mis zapatos!

Félix dijo...

Ahora sí, te estoy leyendo. (Atención a la coma.)