sábado, 8 de mayo de 2010

Discurso del loco que ve caminar a Milanés por una plaza de Matanzas

-
Milanés es un hombrecito callado. Bajo el brazo trae un libro que jamás lee. Lo mismo se le ve junto a la catedral que pescando en el puente ferroviario del Yumurí. Dicen que es poeta; no lo sé. Pienso que presume cuando cruza los brazos y aparenta ensimismarse frente a la bahía. Se pone meditabundo para que lo crean loco. Por eso habla consigo, para decir verdades que sólo dejarían de castigarse en una mente arrasada por las metáforas. La única vez que lo escuché daba un sermón sobre el advenimiento de la impureza, sobre el remordimiento de besar y otras locuras. Vive ahí mismo, por Versalles. Creo que alquila una casa en alguna calle bulliciosa de aquel barrio. La gente habla de sus rarezas. Se le ha visto acuclillado frente a la estatua de Fernando VII que está en el patio del museo. Es otro fingimiento. Una noche lo apedrearon cerca del viaducto. Los muchachos creyeron que aquel hombre demacrado quería corromperlos. Eran jóvenes delincuentes de maneras poco elegantes. Milanés corrió como los gamos. Llovía. Nadie se atrevió a socorrerlo. ¡A quién importa que obsequien con piedras al poeta loco de Matanzas!

Se ha hablado bastante de un amor de Milanés. No soporto que se dejen persuadir por argumento tan fútil. El poeta suele observar los patos y se regocija cuando parecen buscar algo en el fondo del estanque. Y yo no estoy loco. Es entonces que Milanés hurga en sus bolsillos y extrae el frasco de su locura para rociarla sobre el mundo.
-

2 comentarios:

Reinier Barrios Mesa dijo...

Milanés... el recuerdo de sus versos, de su condena, de su vida de mártir, de su leyenda de luchador...

Matanzas... el remanzo también de Heredia, de Plácido, de Carilda...

Los locos... quienes nunca mienten, quienes sienten mejor, quiene aman la vida sin prejuicios, vacilaciones o miedos...

...y tú, otra vez poeta de tu tiempo, cornista de tu realidad, conquistador de futuros. Gracias otra vez por tus líneas... Viajero.

Abrazo en la distancia ... Reinier

Anónimo dijo...

Cuanto necesitamos de Locos, que busquen en sus bolsillos frascos distintos,y lo viertan sobre el mundo, frascos de amor, muchos frascos...