lunes, 12 de marzo de 2012

Benedicto XVI, ¿bienvenido a Cuba?

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En los últimos días la prensa cubana ha celebrado el privilegio –el honor, se ha dicho- de recibir al papa. Un inconexo artículo de Armando Hart Dávalos, por ejemplo, invoca los conceptos martianos sobre la educación, menciona de pasada a Félix Varela y califica la visita papal como un acontecimiento extraordinario, donde ciencia y conciencia van de la mano. Granma, esta mañana, publicó un editorial que da la bienvenida a Benedicto XVI en nombre del pueblo de Cuba; Granma debería saber, al menos, que papa es un sustantivo común. Otros artículos, menos enfáticos, explican qué es El Vaticano, qué es la Santa Sede, y no escatiman títulos nobiliarios y religiosos a Joseph Ratzinger. Echo de menos un análisis crítico, un juicio más preciso sobre el papa y la significación de su visita; he decidido escribirlo yo mismo.

¿Quién es Joseph Ratzinger? Es un muchacho alemán que vistió uniforme hitleriano; cierto que entonces no era pecado. ¿Pero quién es Benedicto XVI? Un gobernante teocrático, el exprefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, un antiguo inquisidor. Sorprende tanta coherencia: desde su juventud el papa ha sido un pensador arcaizante, antiliberal y antimarxista; conservador incluso frente a los movimientos más nobles del catolicismo contemporáneo. Desde hace años atrae la atención del público a causa de sus obsesivas manifestaciones contra los derechos de los homosexuales y transexuales. Casi no transcurre un mes sin que el pontífice, de súbito, arremeta contra las familias homoparentales y el matrimonio igualitario. Como paradoja, parece haber sido tardo y reticente ante los casos de abuso infantil por parte de sacerdotes.

¿Los cubanos seremos honrados por la visita del papa? Al menos las personas LGTB, que ahora mismo pugnamos por la igualdad de derechos civiles, debemos protestar la visita de Joseph Ratzinger. No espero, claro, ninguna manifestación pública de parte de los acríticos, impedidos para la protesta, ni de los oficialistas, que aplaudirán la visita porque la consideran un tácito apoyo político, ni de los llamados disidentes que ven en la Iglesia una aliada en el empeño de socavar a la Revolución. Cuba, antes atea, ahora es simplemente laica; me parece una ganancia para las libertades. Esperemos que Benedicto XVI respete a Cuba y a los cubanos con la misma rotundidad que usan los que nos piden respeto para él.

Viene Joseph Ratzinger, acompañado por un cocodrilo; supongo que viene a Cuba en excelente compañía. Últimamente ha estado en África, donde desaprobó otra vez el uso del condón y dijo, con el tono grave que asegura haber heredado de San Pedro, que el SIDA es un problema ético. ¿Qué discurso nos reservará a los cubanos?

2 comentarios:

Gino Ginoris dijo...

Este señor al que le encantan sus vestidos, es el segundo nazi en el cargo, sólo que a diferencia de Pío XII, defendió el nazismo no sólo Biblia en mano, sino con las armas.
Creo que esta visita a Cuba es la mejor oportunidad para que el mundo se dé cuenta quien rige los destinos de la Iglesia Católica en el mundo.

Maykel dijo...

Estaremos atentos a los pormenores de la visita. No descarto que Ratzinger no sea tan diplomático como suponen los anfitriones...

Abrazo, Gino.