lunes, 31 de octubre de 2011

Tanglewood

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He viajado de espaldas al camino;
las parábolas valen un ardite,
como el astro menguado
que se oscurece a la voz mía sobre las landas.
Como la hierba de los calveros
es un ardite lo que digo
para alcanzar el cenador
y oír los cuentos de Tanglewood.

Las espaldas del camino me cargan
cuesta arriba
y he dudado si pueda transitar
con fehaciente angustia,
sin temer que caiga de la bolsa
y ruede
y se pierda para mí
un secreto de las landas,
el último sentido ganado por el calvero inmarcesible.

Vacilo ante sus espaldas frágiles
y le azuzo luego a mordidas
rumbo a Tanglewood.

Es moreno y se ateza a mi voz,
ennegrece como el astro menguado sobre las landas,
como el ardite de un calvero
que desaparece en la fronda.

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Foto: Ruinas del palacio de Alfert, Sagua la Grande, 21 de febrero de 2008.

4 comentarios:

Gino Ginoris dijo...

Poesía, de la buena, pura.

Maykel dijo...

Un abrazo, argonauta del sur.

ody38 dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ody38 dijo...

bella poesia! es grato leer de lo bueno!