jueves, 13 de agosto de 2009

La otra Venecia

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Érase una Venecia sobre palafitos en el delta del Undoso, el río más sinuoso del Cuba. El gran río temido por sus honduras se la disputaba al mar, y no tuvo un dux que desposara al Atlántico, pero sí conoció las procesiones en bote de remos para su virgen marinera, y el rumor de los ahogados, y el temblor de los pecios, y el abrazo de los huracanes…

A la Venecia cubana se llegaba en veleros y vapores, después de atravesar una constelación de islas; se llegaba en tren desde la tierra firme por una avenida de mangles. Poco queda de veneciano a la Isabela: la vieja aduana anclada en su islote geométrico, unos pilotes carcomidos que ya no sostienen nada, algún puñado de tierra exótica descargada por las naves antiguas que no volverán a ver el faro de cayo Bahía de Cádiz ni la Boca de Maravillas.

Hay gente que hurga en la costa. Qué buscan, le pregunto a Q. Ostras, responde, y no las hallan.


Pero nos queda la tarde –respiro cuando se encienden las luces de las boyas que señalan la ruta de los barcos- y ya nunca perderemos el mar.


7 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué suerte la de los que sabemos que nunca se perderá el mar, al menos no del todo. Y la de los que buscan ostras sin encontrarlas porque al menos tienen el poder de la insistencia.

Feliz encuentro, viajero.

Tu
y.

Maykel dijo...

Yordy, tengo un regalo para ti. Conoces las "danzas melopeas" de Ignacio Cervantes en la voz de Luis Carbonell?

Prepárate a reír, como en la última carcajada de Casal...

Anónimo dijo...

Dificil de creer,pero aunque parece que el destino nos aleja,no deja de unirnos: hoy mismo me he comprado un libro.el título? Tesoros de VENECIA..y luego vengo y hallo esto y no puedo evitar pensar tonterias estilo "serendipity",lo sabes..Te he escrito,espero respondas.Noche

Anónimo dijo...

Mi viajero, cierta vez me hablaste de ellas, pero no las conozco aún. Siempre me río con el acuarelista, así que si me tienes ese regalo, y viniendo de tí que es como adivinarme doble contigo, entonces tendré cuidado de dejar testamento y epitafio preparados.

Cuando vienen las danzas?

Tengo una gata que se llama Bebé. Es deliciosamente fea y por lo mismo, apasionada, febril y amorosa.

Con el mismo cariño de mi Bebé, te dejo un beso

Anónimo dijo...

P.d por cierto, he olvidado agradecerte mi retrato en tu templo nocturno, me da un poco de verguenza lo grande que sale.

Gracias por tenerme siempre presente.

Anónimo dijo...

¿Ya regresas, viajero?

Anónimo dijo...

Mi viajero, espero que tanto silencio sea por cuenta de las redes cubanas, la internet itinerante....

Empiezo a preocuparme.

te beso