El libro de viajes tuvo su apogeo en el siglo XIX. Todavía quedaban comarcas exóticas por frecuentar. La gente, aunque sujeta a la celeridad de las redes telegráficas, aún viajaba por mar. La seducción de lo exótico sobre la mentalidad romántica haría la fortuna de un Pierre Loti (1850-1923), pero la pasión por género se remonta a los orígenes de la literatura: la Odisea de Homero, por ejemplo, es un libro de viajes. Luego vendrían a hacer época Marco Polo y los grandes navegantes que bojearon el mundo. Siempre sería lectura colonizante escrita por los europeos y sus más cercanos epígonos en pos de calar la otredad de los “salvajes” que sobrevivían en remotos rincones allende la civilización. A pesar de la relativa confiabilidad de aquellos viajeros, la literatura de viajes es un testimonio válido para reconfigurar la imagen de una ciudad, el aspecto que presentaba un país al foráneo transeúnte que, si tenía talento, sería capaz de ofrecer una visión personalísima. Hay tantos libros de viajes como viajeros. La calidad de esta clase de obra está relacionada sobre todo con la capacidad de observar y trascender las apariencias. Nara Araújo ha compilado en un volumen (Viajeras al Caribe, Casa de las Américas, 1983) las estampas habaneras colectadas por una pléyade de viajeras de talento que vinieron a Cuba durante el siglo XIX[1]. Por mi parte he querido reunir, con el fin de obtener referencias de primera mano sobre el pasado , las coordenadas legadas por un grupo de viajeros decimónicos en Sagua la Grande. Hasta el momento, tal vez por la relevancia intelectual o mediática que tuvieron en su época, he colectado los siguientes testimonios:
· Esteban Pichardo (Ligero paseo por Sagua la Grande, publicado en “La Alborada” de Villa Clara, abril de 1857.)[2]
· Ramón de La Sagra (Historia física, economico-política, intelectual y moral de la Isla de Cuba. Relación del último viaje del autor. Librería de L. Hachette, Paris, 1861)
· Samuel Hazard (Cuba with pen and pencil. Hartford, Conn. : Hartford publishing company; Chicago, Ill.: Pitkin and Parker, 1871)
· Eva Canel (Lo que vi en Cuba, Imp. La Universal, La Habana, 1916)
· Esteban Pichardo (Ligero paseo por Sagua la Grande, publicado en “La Alborada” de Villa Clara, abril de 1857.)[2]
· Ramón de La Sagra (Historia física, economico-política, intelectual y moral de la Isla de Cuba. Relación del último viaje del autor. Librería de L. Hachette, Paris, 1861)
· Samuel Hazard (Cuba with pen and pencil. Hartford, Conn. : Hartford publishing company; Chicago, Ill.: Pitkin and Parker, 1871)
· Eva Canel (Lo que vi en Cuba, Imp. La Universal, La Habana, 1916)
Fuera de esta reducida nómina que abarca la mayor parte de la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX, hallé el testimonio del francés, Charles Berchon. Su discurso se inscribe en la tónica optimista y laudatoria inaugurada por el artículo de Pichardo. Sólo Samuel Hazard se pronunció francamente peyorativo. Para entender las razones del norteamericano basta con examinar los fines interesados de su obra, concebida prácticamente como “guía turística”, una suerte de directorio, para sus compatriotas interesados en la situación cubana. De ahí los lapidarios juicios de Hazard, que fueron bastante duros con la floreciente Sagua de entonces.
Veamos la breve crónica de Berchon:
(…) más de una localidad de esta bella provincia tendría históricas trágicas para contarnos, y se ha visto abismada en la sangre y las cenizas. Estas desgraciadas ciudades han terminado sin embargo por levantarse de las ruinas gracias a la excepcional riqueza del suelo. Es así que Sagua la Grande se levanta sobre el emplazamiento de un pueblo incendiado por los piratas[3], (…) Raramente población alguna ha ofrecido un ejemplo tan bello de perseverancia levantando sin cejar ciudades y pueblos siempre expuestos a la destrucción.
Sagua la Grande es un centro intelectual, ya que he notado allí numerosas imprentas donde se editan los periódicos locales[4]; también es un centro industrial, en el que los productos encuentran salida segura gracias al puerto fluvial donde converge todo el movimiento comercial de la ciudad. Una fundición, una refinería de azúcar, una gran destilería, han hecho la fortuna de sus propietarios y alimentan a una extensa población obrera. Nada raro entonces si la mayor parte de las casas de Sagua la Grande son elegantes y respiran confort.[5]
Sagua y Bombay
En “Les travailleurs de la mer” (1866) de Víctor Hugo, he encontrado una alusión sobre el mercado de Cowes, en la isla británica de Guernesey, donde se confirma que el poeta conoció el azúcar de Sagua la Grande y supo del prestigio de su puerto.
Ces tables étaient bien servies. Il y avait des raffinements de boissons locales et étrangères pour les marins dépaysés. Un matelot petit-maître de Bilbao y eût trouvé une helada. On y buvait du stout comme à Greenwich et de la gueuse brune comme à Anvers.
Des capitaines au long cours et des armateurs faisaient quelquefois figure à la mense des patrons. On y échangeait les nouvelles : -où en sont les sucres ? -cette douceur ne figure que pour de petits
lots. Pourtant les bruts vont ; trois mille sacs de Bombay et cinq cents boucauts de Sagua.[6]
(Aquellas mesas estaban bien servidas. Había refinadas bebidas locales y extranjeras para los marinos expatriados. Un pequeño maestro matelot[7] de Bilbao la emprendía con una helada. Se bebía stout[8] como en Greenwich y cerveza morena como en Amberes. Los capitanes de largo curso y los armadores acudían ocasionalmente a la mesa de los patrones. Se cambiaban novedades: ¿dónde están los azúcares? –esta dulzura no figura sino en pequeños lotes. Sin embargo, los cargamentos vienen; tres mil sacos de Bombay y quinientos bocoyes de Sagua.)[9]
[1] Fanny Erskine Inglis, , Fredrika Bremer, la condesa de Merlín, Louise Matilde Woodruff, Amelia Murray, Eulalia de Borbón, et al.
[2] Citado por Alcover: Historia de la Villa de Sagua la Grande y su Jurisdicción, Imprentas Unidas de “La Historia” y “El Correo Español”, Sagua la Grande, 1905.
[3] Esta información es inexacta, sin verosimilitud histórica.
[4] Según Pepe Hillo, (Con Sagua, por Sagua y para Sagua, S/I, Sagua la Grande, 1945, p. 44) “se publicaban” en esta ciudad “doce periódicos diarios y semanales a fines de 1887”.
[5] M. Charles Berchon: Six mois à Cuba, en Le Tour du Monde. Journal de voyages et des voyageurs, Librairie Hachette, Paris, 1910, p. p.286. (Traducción de MGV)
[6] Victor Hugo: Les travailleurs de la mer, Document électronique, p. 139
[7] Hombre de la tripulación que, a bordo, participa en la maniobra y cuidado del navío. (Le Petit Laousse, Paris, 2003).
[8] Cerveza inglesa oscura, fuertemente alcoholizada. (Op. Cit.).
[9] La traducción es mía. (MGV).
Veamos la breve crónica de Berchon:
(…) más de una localidad de esta bella provincia tendría históricas trágicas para contarnos, y se ha visto abismada en la sangre y las cenizas. Estas desgraciadas ciudades han terminado sin embargo por levantarse de las ruinas gracias a la excepcional riqueza del suelo. Es así que Sagua la Grande se levanta sobre el emplazamiento de un pueblo incendiado por los piratas[3], (…) Raramente población alguna ha ofrecido un ejemplo tan bello de perseverancia levantando sin cejar ciudades y pueblos siempre expuestos a la destrucción.
Sagua la Grande es un centro intelectual, ya que he notado allí numerosas imprentas donde se editan los periódicos locales[4]; también es un centro industrial, en el que los productos encuentran salida segura gracias al puerto fluvial donde converge todo el movimiento comercial de la ciudad. Una fundición, una refinería de azúcar, una gran destilería, han hecho la fortuna de sus propietarios y alimentan a una extensa población obrera. Nada raro entonces si la mayor parte de las casas de Sagua la Grande son elegantes y respiran confort.[5]
Sagua y Bombay
En “Les travailleurs de la mer” (1866) de Víctor Hugo, he encontrado una alusión sobre el mercado de Cowes, en la isla británica de Guernesey, donde se confirma que el poeta conoció el azúcar de Sagua la Grande y supo del prestigio de su puerto.
Ces tables étaient bien servies. Il y avait des raffinements de boissons locales et étrangères pour les marins dépaysés. Un matelot petit-maître de Bilbao y eût trouvé une helada. On y buvait du stout comme à Greenwich et de la gueuse brune comme à Anvers.
Des capitaines au long cours et des armateurs faisaient quelquefois figure à la mense des patrons. On y échangeait les nouvelles : -où en sont les sucres ? -cette douceur ne figure que pour de petits
lots. Pourtant les bruts vont ; trois mille sacs de Bombay et cinq cents boucauts de Sagua.[6]
(Aquellas mesas estaban bien servidas. Había refinadas bebidas locales y extranjeras para los marinos expatriados. Un pequeño maestro matelot[7] de Bilbao la emprendía con una helada. Se bebía stout[8] como en Greenwich y cerveza morena como en Amberes. Los capitanes de largo curso y los armadores acudían ocasionalmente a la mesa de los patrones. Se cambiaban novedades: ¿dónde están los azúcares? –esta dulzura no figura sino en pequeños lotes. Sin embargo, los cargamentos vienen; tres mil sacos de Bombay y quinientos bocoyes de Sagua.)[9]
[1] Fanny Erskine Inglis, , Fredrika Bremer, la condesa de Merlín, Louise Matilde Woodruff, Amelia Murray, Eulalia de Borbón, et al.
[2] Citado por Alcover: Historia de la Villa de Sagua la Grande y su Jurisdicción, Imprentas Unidas de “La Historia” y “El Correo Español”, Sagua la Grande, 1905.
[3] Esta información es inexacta, sin verosimilitud histórica.
[4] Según Pepe Hillo, (Con Sagua, por Sagua y para Sagua, S/I, Sagua la Grande, 1945, p. 44) “se publicaban” en esta ciudad “doce periódicos diarios y semanales a fines de 1887”.
[5] M. Charles Berchon: Six mois à Cuba, en Le Tour du Monde. Journal de voyages et des voyageurs, Librairie Hachette, Paris, 1910, p. p.286. (Traducción de MGV)
[6] Victor Hugo: Les travailleurs de la mer, Document électronique, p. 139
[7] Hombre de la tripulación que, a bordo, participa en la maniobra y cuidado del navío. (Le Petit Laousse, Paris, 2003).
[8] Cerveza inglesa oscura, fuertemente alcoholizada. (Op. Cit.).
[9] La traducción es mía. (MGV).
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Puerto fluvial de Sagua la Grande (1844).
Litografía del francés Frédéric Toussaint Mialhe.
13 comentarios:
Anoche soñé contigo viajero, estabas dando una charla sobre literatura, a tu lado estaba sentado un amigo. Lo curioso de todo es que no te he visto salvo en un par de fotos, y menos he escuchado el timbre de tu voz. Fue divertido.
Es una pena que los libros de viaje se resuman hoy a guías turísticas con fotos imposibles.
Bendiciones peninsulares
Astro.
P.d cómo pasaste el cumple?
El aniversario fue común y al mismo tiempo extraordinario. Ya sabes, hay cosas que parecen corrientes pero...
A ti te extrañaba; por suerte ya apareces. De seguro es este el momento oportuno, como siempre que llegas...
Primera visita a tu blog, y me alegro una enormidad de haber tropezado con él...es fabuloso....
saludos
Hola viajero! Acá estoy en el Día del Sol, domingo, aunque ya sin sol. Arrebujado entre mantas y sin ganas de hervir aguas para té. Es de esos días donde te duele la cabeza. Me he pasado la tarde viendo documentales sobre Namibia. Pero en un rato voy a hacer un super limpieza de hogar de las que suelo hacer según la luna, y un super baño con velas e inciensos también lunáticos y lunares y seré renovado por el poder del agua.
Daría cualquier cosa por correr descalzo a la orilla de un río como el de Sagua o el Almendares y poner a flotar barquitos de papel con deseos.
El río de por acá, el más cercano con agua, se llama Júcar y el agua es fría como el hielo aún en verano. El otro río está a varias calles, se llama Turia pero está seco porque mató a la gente. Ahora es una línea verde con campos de fútbol y pinos y viejitas con abrigos de falsas pieles paseando a perritos de bolsillo.
Carmen...!
Gracias por aparecer con tanta calidez, por el aliento.
Te visito a mi vez.
Un abrazo.
Y tú, Astro, debes saber que una de las últimas noches fui hasta el puente de hierro sobre el Undoso, "un gran puente" como en el poema de Lezama. No iba solo. A la extraña criatura que me acompañaba le pedí una moneda, y la lancé en su nombre y en el mío, en el nombre de todos. No pedí ningún deseo a las aguas, pero supongo que todo lo que gravita haya tomado cuerpo en la ofrenda de metal, y que ningún deseo específico fuese conveniente.
Gracias por reaparecer siempre, Libélula; por obligarme a lamentar el lecho seco del Turia, las ancianas displicentes y la luz perdida para siempre desde la muerte de Sorolla...
Abrazos insulares.
Buen día viajero! Hoy es el día de la Luna (Lunes) sin embargo hace un sol delicioso y el cielo está tan azul... pero que no te engañe el cuadro, hace un frío que se cuela hasta los huesos. Estoy feliz por la moneda en el río, es bueno pedir deseos amplios, dar espacio para que los Dioses y las aguas nos regalen lo que más necesitamos, eres muy noble.
Ayer me regalaron una bufanda de muchos colores, parece un cuadro de Miró, aquel que pintaba como un niño. Ahora en vez de una cebra seré un arcoiris. Quizás me convierta en la esperanza para muchos de que no habrá más diluvios ni fuera ni dentro. Ojalá tuviera el corcho más grande del mundo para tapar el agujero por donde se nos escapan las lágrimas! La lluvia no, porque es buena para crecer y para chapotear.
Haz leído alguna vez el delicioso libro "la Familia Mumín"?
Te dejo un besolán del tamañolán del rey Rubílán que escondían Tofelán y Bifelán los amigos de Muminlán.
Pues recuerdo exactamente la cubierta de "La familia Mumín", pero creo que nunca lo leí. Hace más de quince años una compañera de la primaria tenía ese libro en la biblioteca, y tal vez por habérselo visto a ella nunca lo solicité.
El Nictálope a veces se porta aprensivo.
¿Crees que sea tarde para reparar aquel desdén?
Otro besolán, Astro Rey.
¿La familia Mumin eran unos animales como roedores, no? ¿O es que ya decaigo en el caos de imágenes por exceso de memoria y no distingo una jutía a dos pasos?
Dime...
Sí, así mismo son, en realidad son "trolls" unas criaturas inventadas por su autora. Por cierto, en realidad parecen Jutías Congas. La familia es variopinta porque adoptan a cuanto bicho raro aparezca. Si puedes, porfaplis léelo. Es MUY refrescante!
Ahora me estoy leyendo "El Viaje de Teo". He estado la mar de triste y me fui a la Biblioteca y agarré el primer libraco que vi. Es genial.
Hoy una de las maestras del centro me dio un dulce para la tristeza, es a base de canela y semillas de sésamo ( el ajonjolí nuestro) muy muy rico. Y me compré semillas de anís para mezclarlas con té rojo. Es para liberar las pesadeces del plexo solar que dificultan respirar hondo.
Te has leído a Ende?. "La historia interminable" es fantástico, mejor mil y una mil veces que la peli. Porfaplis, búscalo también. Lo tengo en digital si te apetece. Ahora me han regalado un chisme para leer libros electrónicos, escuchar música y ver fotos y es del tamaño de media tableta de chocolate. Muy práctico para cuando no encuentres libros de papel y quieras leer en la cama o en el tren. Compraría miles para regalar! Hay tanto en las bibliotecas digitales1
Y tú, estás bien?
te beso muy fuerte!
Astro
P.d No es tarde nunca, busca a Mumín, te espero junto con Esnorquita para pescar mamelucos! Y luego búscame junto a la Vetusta Morla en la Historia sin fin!!!!!!
P.pd "las pesadeces del plexo" es el nombre mágico que le dan las personas muy finas a los P...E...O...S.
Firma:
Anónimo
jijijji
PPpd Ya he pedido al "regalador de cosas" que para el 2009 desearía una cámara digital para enviarte las vírgenes inmaculadas, las viejitas y sus perros de bolsillo, Valencia y más..
Ja, no dudes, pido asilo a los Mumín, si dices que son tan heteróclitos no vacilarán en aceptarme a pesar de mis manías y la incontinencia de mi plexo.
Tengo fe en el dador: veré las inmaculadas con perrillos y las viejitas vírgenes... jeje.
Te quiero también por lo que prometes.
Besos...
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