Surgía como un brote venenoso
del desprecio anterior.
Su gesto hendía la disposición amena
que me inspiraba la perfección de la semilla
oculta en la caja de sus hallazgos.
Señaló el nacimiento
de nuestro trato con un ademán
menos gentil que una zancadilla,
y apuntó luego al norte de un país de bosques antiguos,
árido hoy, marisma.
Abierta quedó la caja cuando le maté,
expuestas sus posesiones
a los fisgones de la ruta solitaria.
Indemnes retoños
todavía germinan en mi afición al hedor del beleño.
Pero los tallos sangran oscuros humores
y acaso sanan del rencor
guardado entre los hallazgos de la caja.
...
Écfrasis
El chico de la copa Warren y yoen otro lienzo o encima de férreos manteles
fuéramos rebeldes.
De noche evadimos
a los espías lúbricos de esta calle
y nos tendemos sobre la mesa,
junto a la cena intocada,
a aguardar por la compasión de todos,
a denostar la rigidez de la escena que hemos habitado.
Al vulgo amante de las figuras griegas
y las escenas húmedas
importa que un bacín rebose pétalos;
a nosotros urge que la noria
gire naturalmente,
a favor o contra nuestra costumbre
de mostrarnos a quienes nos descubren tan gentiles y venturosos.
El de la copa Warren y yo,
chicos denostados por la gente compasiva.
5 comentarios:
Hay que ver como al maleducado Konstantinos le gusta esconderse en dos versos (los finales) sin que nadie lo invite. Jajajajajaja, me encanta verte escribir poesía, Maykel. ¡No la dejes!
Un abrazo.
¡Sí! También advertí su oreja, pero me consolé con la idea de la muerte del autor, jajaja...
Sigo.
Maykel, cuando publicaste los poemas los leí con gusto; confieso que preferí el primero pues entonces desconocía por completo la copa Warren. Ahora la he visto y entiendo. Éfcrasis me encanta. Un beso.
Busca las peripecias y conclusiones de Écfrasis en nosotros mismos, y en nuestros paseos.
Un beso.
Tu poesía me impacta siempre ¡Cuánta felicidad entiendo en Éfcrasis! Pero en el Beleño negro hay algo tenebroso, algo que asusta...
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