viernes, 16 de mayo de 2008

A Isabel II: una carta de los sagüeros

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El estudio de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos ha sido etiquetado por nuestros historiadores -con algún eufemismo, por cierto- como "el diferendo". Ha durado la friolera de dos siglos y algo más.
Cuando las trece colonias todavía eran inglesas, los futuros próceres fundadores de la nación ya aludían al deseo de poseer la estratégica isla de Cuba que entonces, según el abate Raynal, "valía tanto como un Reino". Para Thomas Jefferson, por ejemplo, éramos apenas un apéndice natural del continente. Nunca se toleraría que otra potencia europea nos colocase las manos encima; mucho menos Inglaterra, la gran emperatriz de los mares. Monroe utilizó una sugerente alegoría para representar la política de su país con respecto al nuestro: Cuba, la fruta madura. Una linda imagen: la antigua gloria de España vendría residiendo en el carcomido tronco de un árbol que casi no puede sostener la jugosa pera, mientras que el Tío Sam aguarda al pie el momento de la caída para engullírsela completa. No tendrían que mover un dedo. Sólo la gravedad traería la fruta hasta sus fauces. Así, se ocuparon los taimados vecinos de sostener a España hasta su definitiva decadencia, siempre con la certidumbre de que la Isla, a la larga, maduraría para ellos en el vergel de Las Antillas. Ninguno de aquellos estadistas contó con la idea de que alguna vez pudiera surgirle a la fruta de desprenderse, sí, pero dispuesta a sembrar sus propias semillas en el lecho de este mar.
Para un país de comerciantes no había recurso más expedito que una sencilla transacción: Cuba por una bolsa, en el mundo nada hay que no tenga precio en oro bien acuñado en Norteamérica. Cien millones ofreció el presidente Polk en 1848, pero España se aferraba a su última joyita. Por los años cincuenta la situación fue otra vez favorable: en la Isla abundaban los anexionistas, gente ilustrada de casta burguesa que puso en una balanza el mantenimiento de la esclavitud y la liberalidad de la Unión en materia de comercio junto a la mano despótica del gobierno español y sus numerosas rémoras para el fomento de Cuba. Hasta los independentistas confesos anduvieron dispersos; la expedición de Narciso López en 1851 -la primera que enarboló la bandera de la estrella solitaria- fue sufragada por anexionistas. Tuvimos entonces un pensador, José Antonio Saco, que no vaciló en advertir sobre el destino de la Isla si llegara a efectuarse la anexión. Absorbida culturalmente por los Estados Unidos, no sería ya la patria de Heredia y Varela, la Cuba soñada en las utopías de tantas generaciones.
En 1858 fue Buchanan, décimo quinto presidente de los Estados Unidos, quien presentó su propuesta de adquisición, que no sería la última. España, acostumbrada a negarse, se tomaba mucho tiempo en responder la solicitud. Los anexionistas, deslumbrados otra vez, en su fuero interno se sentían ciudadanos de una flamante república esclavista, garante de la prosperidad que añoraban. Los españolistas se indignaron y algunos que no lo eran tanto, por esta vez, estuvieron del lado de España en su afán de permanecer cubanos como quería Saco.
Los sagüeros de entonces, siempre aficionados a hacerse oír, decidieron escribirle sobre el particular a la reina. Tengo que admitir que los habitantes de la villa siempre manifestaron simpatías por Isabel, tal vez porque la sentían muy cercana, desdichada como fue en tantos amores. Había algo en la hija de Fernando VII que se les antojaba muy humano. Nunca tuvo un sólo día de gloria aquí la causa carlista, hace constar el historiador Alcover. Los sagüeros escribieron una carta enardecida a su reina e imagino que en Madrid la recibieron con mucha condescendencia, con la satisfacción que debió deparar la veneración de unos súbditos ultramarinos que jamás vieron, siquiera de pasada, la carroza de la soberana. En el boato de los ministerios debieron suponerlos rústicos e ingenuos; no se les ocurrió imaginar que diez años después, pondrían la misma devoción en iniciar la Guerra de los Diez Años.
La misiva, apasionada y contundente, es en última instancia la expresión de un pueblo empeñado en conservar su nacionalidad. Hela aquí:
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Señora:

Faltaría Sagua la Grande al más grato de sus deberes si no se aprestase á hacer patente a V. M. el sentimiento de justa indignación de que se poseyera así que circuló por medio de los periódicos el mensaje del Presidente de los Estados Unidos, en que sin respeto á una Provincia Española cuyas virtudes desconoce aquel alto funcionario, se apresta a disponer de su nacionalidad intentando la adquisición de esta rica joya de vuestra Corona. Forzoso es que el orgullo nacional heredado de los que abrieron a Europa las puertas del Nuevo Mundo sea el alma de estos leales habitantes, cuando ni en el calor de mil proyectos, de mil empresas que la mano pródiga de V. M. les concede, ha podido pasar desapercibida la deshonrosa idea de que llegase á trocarse por un puñado de oro la condición altamente halagadora de súbdito español. Preciso es que ni la más remota idea del pundonor castellano se haya albergado nunca en la mente del que llegue á suponer asequible tan odiosa transacción. Este Municipio, Señora, que conoce la lealtad y decisión del pueblo cuyos intereses representa, cede hoy a las vivas instancias de sus moradores y con ellos y en público cabildo no encuentra expresiones harto significativas con que manifestar el vivo entusiasmo que les anima. Pobre y de escasa valía parangonada con el resto de esta grande antilla, su actitud sin embargo de altanero desdén ofrece una severa lección á los que en su espíritu meramente comercial, no dudan en reducir á mercancía lo más sagrado que tienen los pueblos, su nacionalidad. Era preciso que tales expresiones fuesen vertidas en el seno de una grande asamblea, por el Jefe de una gran nación para que el pueblo de Sagua se contentara sólo con rechazarlas del modo más enérgico en medio de los sentimientos de cólera y orgullo que ellas excitan. Avivada con tal motivo su acrisolada lealtad ofrece a V. M. sus intereses y sus vidas, en cambio de la conservación de esta nacionalidad, que tan efímera juzgan los que no han alcanzado á conocerla.
El Municipio y vecindario de Sagua la Grande al trasmitir á V. M. este voto general se congratula con que unida á las aclamaciones de cien pueblos llegará á los R. P. de V. M. la expresión sincera, leal y decidida de su eterna adhesión.

Sagua la Grande y Diciembre 21 de 1858.


SEÑORA
A L. R. P. de V. M.

El Teniente Gobernador, Joaquín Fernández Casariego.-El Alcalde Ordinario, Justiniano Cabrera.-El Vocal, Joquín Lavié.-Tomás Ribalta.-Guillermo de Zaldo.-Joaquín Fábregas.-José Robau.-Ramón de Iglesias.-Pedro A. Tosca.-José J. Sureda.-Wenceslao Fernández Arenas.-Francisco Fernández Arenas.-El vocal y Síndico Procurador accidental, Antonio Miguel Alcover y Jaumé.-El Secretario Contador, Manuel García Noriega.-Siguen 620 firmas.
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13 comentarios:

Jobove - Reus dijo...

es un verdadero honor visitar su blog, he visitado su bonita isla y lo que mas me gusto fueron sus gentes y lo cultas que eran, felicidades

un fuerte abrazo desde Reus Catalunya

Anónimo dijo...

A mí también me gustan las reinas, creo que si hubiese sido Saguero de por entonces, también hubiese escrito una carta, sólo por la magia de hablarle, así sea en papel, a Isabel.

Hasta en el Ajedrés las reinas son simpáticas: tienen el libre albedrío de andar por las casillas hacia delante y hacia detrás, un poco como los caballos pero sin movimientos en L. Y qué decir de las que han tenido que cortar cabezas ( o perderla) por males de amores, política o reinos perdidos o las que pasaron su vida en celdas, olvidadas, pero con caballeros que morirían por ella.

Ahora veo el porqué, aún recorriendo la isla toda para ir a ver a mis familiares ( desde La Isla de Pinos, Pinar hasta Granma) nunca pasé por Sagua y era para encontrarla ahora, a través de tu ventana.

Sabes? Mi abuela paterna es de Remedios. Hoy justo estaba viendo con una amiga, fotos de época. Hay una de mi tatarabuelo, del año 1915, del "Club Remedios en un juego de Baseball y otra de 1920 en unos carnavales con la carroza ganadora de la sociedad de Instrucción y Recreo "El Artesano", de la cual fueron presidentes mi bisabuelo y mi tatarabuelo.

Este bisabuelo mío siempre se encargó de dejar constancias de todo, su letra florida, caligrafía del siglo antespasado, parece fluir engañando al tiempo, y explicada, con detalles tras cada foto, qué personajes se encuentran en ella, la fecha y el porqué de la reunión.

Lamentablemente, mi familia y sus actuales divisiones de sangre y méritos, despachurró el archivo familiar, dejando sólo los muebles útiles.

Salvé algunas cartas y fotografías que aún conservo...Los recuerdos físicos están en manos de amigos, y los recuerdos del espíritu van por el aire en espera que alguien los atrape.

Somos tan efímeros y eternos como una reina.

Cuba, además de Isla, debiese ser llamada "la Reina."

Anónimo dijo...

Querido Viajero, he dejado una ventanita en mi espacio llamada "Mi Día a Día", la he hecho para ir rompiendo el silencio con lo cotidiano en mí, así no me escurriré nunca entre tus dedos. Sólo que como cada día muero con la Luna y nazco con el Sol, no se acumularán esas acciones, solo interesa el presente, pero quiero compartirlo contigo de todas formas.

Aún te debo el Tarot, pretextos me he puesto para no ver en ellos, quizás.

Es que me gusta inventarte, repasarte en mis sueños.

Pero ya hablarán los arcanos, las deudas son deudas.

O mejor, jugaré a descubrirte con ellos, sabes que me gusta jugar.

Om Shanti, que significa "Yo Soy" y "Paz".

Te bendice

Tu Astrolabio.

Isabel Barceló Chico dijo...

Una carta entañable. Me resulta fácil imaginar que malestar tan intenso debieron sentir estas personas al saber que alguien deseaba comprarlos, porque en definitiva, al ofrecer los EEUU una cifra para comparar el territorio, todos sus habitantes formaban parte de esa operación mercantil. Hay que ver qué feo suena: operación mercantil. Es decir, dinero. Creo que ellos, en su carta, oponen muy bien su idea: que es una cuestión de nacionalidad. También esas ideas que florecieron con tanta fuerza en el XIX hicieron al final mucho daño (me refiero a la idea de nacionalidad con todas sus secuelas). Saludos cordiales.

Maykel dijo...

Gracias por la calidez desde Reus, por llegarte a la Isla y por esa felicitación que sólo aceptaré en nombre de mis compatriotas que una vez ya te conquistaron. Abrazos, te la ma...

Maykel dijo...

Astrolabio, así que tienes una abuela remediana!
Con esa villa tengo una relación muy especial; algunos amigos allí me reclaman y hasta una visita a menudo prometida les debo, a ellos y a la ciudad.
Remedios es uno de esos sitios especiales que uno siente propios desde la primera vez. Yo siempre voy hasta allá en tren. Cada madrugada parten dos coches por el antiguo camino de hierro del ferrocarril de Sagua que en el pueblo de Camajuaní, después de salvar un gran puente del siglo XIX, se unía antaño -también hoy- a la vía de Remedios.
En la parroquial mayor de Remedios vi una losa funeraria, la entrada de la cripta donde habita hace tres siglos una multitud de nombres; al pie de un altar barroco me escrutaron las cuencas de la calavera de alguien; en la iglesia, las aldabas son efigies de demonios... Remedios tiene un rostro esóterico, el de la poseída negra Leonarda, tabernáculo de siete legiones.
En el tarot de Remedios, si existiera, yo sería la Muerte.
Eso creo, sibila.

Maykel dijo...

Isabel Romana, claro que la nacionalidad escueta y egoísta termina por hacernos enfemar. Creo que ese fue el nacionalismo de un Cánovas del Castillo y de sus numerosos epígonos, que ya sabemos en qué desembocó. Los cubanos, afortunadamente, tuvimos mucho celo de nosotros mismos sin perder la brújula que apunta hacia la verdadera patria. Por fortuna, tuvimos a Martí.
Saludos, amiga.

Animal de Fondo dijo...

Pues yo fui a Remedios solamente una vez; ¿o tal vez dos? No lo recuerdo. Lo que sí recuerdo es lo bien que me trataron. Había una cola inmensa para el café. Me parece que sería en uno de los primeros viajes, y que tendría un aspecto de turista horrible. La misma gente de la cola propuso que se debería buscar una palanca para alcanzarme el café. Y no rechacé la oferta; se desvivieron unos cuantos, con una sencillez maravillosa y, por supuesto, sin más interés que el de hospedar a un forastero. Ojalá hubiera vuelto más, así que, Maykel, cuando vayas, tendrás que representarme.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Mi querido arcano "Muerte", aquel que tiene el poder de adivinar( aún en lo inexistente por cuenta del olvido) la semilla en germen.
Me alegra que tengas ese vínculo con Remedios, quizás, por tu amor a las genealogías, me ayudes un día a escribir un poco sobre la genealogía paterna de siglos pasados, de este Astrolabio tuyo. Hay mucha tela por donde cortar, con decirte que hay misterios de monjas, curas y alcaldes. Eso sin contar muertes súbitas, suicidios y lucha por el poder. Y hasta un nazi refugiado en La Habana que no llegó a ser pasado por las armas porque el corazón le falló. A este sí le conocí.

Hay muchas historias, algunas documentadas, otras por tradición oral, como en toda familia. Pero tu fidelidad a la noche y a tomarme de la mano, me hacen tener ganas de regalártelas todas, todas para ti.

Un día de estos jugaremos a ir dejándote datos, nombres, fechas y tú atarás cabos sueltos, ¿Quieres? ¡Sería muy divertido!

Las vírgenes valencianas te irán pronto, junto al Tarot, (tu sueño me avisa de deudas e impagos) ¿sabes? tuve uno muy parecido antes de ser iniciado en los misterios del Tarot: unas ancianas me mostraban unos arcanos, pero en ellos había ángeles donde copas.

Tengo una foto también del altar mayor de la iglesia. Si aceptas jugar, te enviaré todas estas fotos que tengo.

Un beso muy grande, nos vemos luego

tu Astrolabio

Maykel dijo...

Veo que tengo que ir pronto a Remedios. Todo aquí me lo confirma: la genealogía incompleta de Astrolabio y la nostalgia de Animal de Fondo.

El viaje a Remedios -les cuento- es odiseico. El tren sale de Sagua a las 3 y 40 de la madrugada; llega a Remedios, si va en tiempo, después de las siete. Ahora, el paisaje merece la incursión y el riesgo. Hay un montón de pueblos alejados de todas carreteras importantes; uno tiene la impresión de que existen porque hay todavía camino de hierro.
La llegada a Remedios es al amanecer. Y desde lejos, luego de rozar un fuerte español de piedra junto a la vía, ya se ven los campanarios de las iglesias, la silueta hidalga de la villa.
Tengo deseos de regresar y he de representarte plenipotenciariamente, Animal de Fondo; haré uso de esa hospitalidad tan remediana...

En cuanto a ti, Astrolabio, lo que tengo de detective me obliga a aceptar el encargo de recomponerte la genealogía.
Yo también hice fotos en la parroquial de Remedios. Una señora me dijo que no estaba permitido, pero a hurtadillas vigilé sus distracciones y conseguí algunas de la Virgen del Buenviaje, la misteriosa patrona remediana que vino por el mar hasta la bahía de Tesico.

Acepto la invitación al juego, el encargo detectivesco y todas las pistas que tengas a bien ofrecerme.
Un beso.

Animal de Fondo dijo...

Comenté tu viaje a Remedios, pero no sabía qué decir de la carta. Y ahora, al leer que aceptas mi representación, lo que te agradezco con el alma, me han venido a la cabeza unas palabras del Poema del Cid, las escribo como las recuerdo:
"sone plorando de los ojos/tanto avían de dolore/todos dizían una razone:/dios, qué buen vassallo/si obiesse buen señore."

Unknown dijo...

En blog parece fascinante, en la realidad, ni se te ocurra viajar de Sagua a Remedios, pues esa pesadilla te acompañará por los siglos de los siglos. Toda la Isla de Cuba se ha transformado en un verdadero asco, solo los fantasiosos e isleños poetas frustados pueden salvar con su nostalgia (para los tontos) lo que pudo haber sido nuestra progresista Isla de ensueños.

No vengas tonto mio, no se te ocurra Sancho creer a tu narrador. Prefiero que lo saborees en tu miserable disco subencefálico como si fuese un recorrido virtual tri-di.

Adoro a Sagua, la clasica, pero ya no lo es. Todo es mentira; verboragia y fotografia impresionista. Me quiero ir en vuelo de palomas y dejar mi pueblo atrás, pero los muertos están en cautiverio, y no los dejan salir....del Cementerio...

Maykel dijo...

Corralillo -¿amigo? ¿amiga?-, ni siquiera tu perfil he podido revisar. Me hubiera gustado decirte -cara a cara- que ese viaje yo lo hice, dos veces, en el lentísimo tren que toda la noche me mantiene en vilo y sólo me deja recobrarme al amanecer, a la vista de las torres de Remedios. Y lo mejor es que otra vez haré ese viaje; ahí tengo amigos que no me resisto a dejar de visitar; amigos de esos que llevan su fanatismo al acto casi ingrato de devolver las cartas, porque sólo quieren vernos y escuchar de nosotros, otra vez, los antiguos hallazgos.
Claro, yo soy un nostálgico fantasioso trasnochado; un loco, capaz de montarse al lomo de una bestia que le estreme las vísceras y hace añicos las ideas; un vagabundo frustrado que se va por el camino de hierro a ver los pueblos olvidados por Dios.
Tienes razón, lo mismo que Gustavo Pérez Firmat, el teórico de la cultura cubanoamericana, el que me hizo conocer la genuina nostalgia de los viejitos que se van al café Versalles a beberse el pasado a sorbos, habitantes de un lugar que no existe, otro paraje fantasmal de la memoria.
La fotografía, amigo, siempre es -piénsalo mejor- impresionista; para justificar el verbo sobran razones aunque sean antagónicas; eso pensaba Kant.
Sagua, claro, ya no "es" como era, pero todavía sigue siendo el hogar de mis muertos, que no quieren irse a pasar el invierno en otra parte, porque no son pájaros, porque sueñan con ser árboles, y no se sabe que ninguno deliberadamente haya alzado nunca su raíz de la tierra que le da carne y alma.
Yo no me quiero ir. Pienso, con Eliseo Diego que "no es por azar que nacemos en un sitio y no en otro, sino para dar testimonio". Cuando yo haya atestiguado cada misterio, y no quede nada que preguntarle a la sombra, entonces tal vez parta como los descubridores antiguos, para regresar luego con la buena nueva del hallazgo.
Saludos, desde la Villa de Sagua la Grande, en la isla de Cuba.
31 de Mayo de 2008.