miércoles, 19 de septiembre de 2012

Dos marinas crueles





I.
Bug chaser

Antier aún no me hostigaban  los pájaros del mar. 
Reclutados en la leva de las aguas,
los pájaros azuzan al temporal
y me fastidian:
cubren  mi faz con polvo húmedo. 

En la noche la costa fue horadada:
al fondo se advierten las vísceras del litoral,
los cuerpos desarticulados por la leva de las aguas.
Mi faz, alzada y deshecha,
ha conocido la erosión del fastidio.

Ahora los hostigaré.


II.
Noctilucas

He tomado rencor a las noctilucas.
Tras imaginar cómo las destruyo
he compuesto dos crueles marinas:
la primera muestra a la tripulación enloquecida del ballenero Ann Alexander,
la segunda es una pesadilla de Melville.
En ambas aparecen las noctilucas,
luces de cariz criminoso.

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