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La araña desciende sobre Patsy Ruth Miller,
consigue el señuelo de su hombro.
El crimen que le cumplo me devuelve
a las calles como un vengador suyo,
pagado con su gesto de huida.
Desciendo sobre el señuelo
que me impongo
para merecer la gracia de su perdón.
Gusto de las mañanas verticales.
Cualquier albura me devuelve el placer de la sangre
vertida por mi mano
y el hervor de mi falta se despeña
y aturde.
Quasimodo ama a los hombres,
los ama y se somete a ellos.
Lo mismo que Patsy, gusta de las mañanas verticales
y danza a recaudo
-ensordecido por los badajos de su ardor-
cuando los soles de su sangre
alumbran mi crimen de no amarlo,
a él,
hermoso y asimétrico.
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Ilustración: Quasimodo, óleo de Antoine Wiertz (1806-1865)
El sistema de comentarios me hizo perder el que escribí como si no quisiera que lo tecleado apareciese en la pantalla. Quizá sea mejor así.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Me dejas con ganas de leerlo.
ResponderEliminarTe extrañaba.
Querido..como estás? Me has olvidado ya? Sigp pasando a visitarte,aunque muchas veces solo mi silencio es testigo..
ResponderEliminarEste no me gustó
ResponderEliminarHace tiempo que no me cuentas nada. Te has recluido en los poemas.
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