viernes, 22 de octubre de 2010

¿Quién era Amélie D…?

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Vea: Amélie D...

Era hijo de unos inmigrantes de Nueva Orleáns. Sus padres, Adán Estanislao Dertez y Clara Margarita Materre, se establecieron en la villa de Sagua la Grande, donde también nació su hija María Celeste.

Los Dertez no fueron los únicos norteamericanos de origen francés que emigraron a la comarca del Undoso. Recuerdo los pormenores de la muerte de una madame Dubois, de soltera Vaugirard, viajera procedente de la Luisiana que pagó un nicho en el Cementerio Católico, mientras que el poeta Francisco Pobeda sólo alcanzó una parcela de limosnas en el antiguo camposanto. Mistress Vanderkieft, esposa del cónsul de Inglaterra y Holanda que hizo comprar en Amberes un gran óleo al artista Correns para decorar el baptisterio donde cristianaron a Amélie D…, también descendía de una familia que poseyó plantaciones en el Mississippi. Se apellidaban Someillán y Lamarlière.

Los doctores Descoust, Gallard y Brouardel, decididos a proteger la identidad del sujeto sometido al escrutinio de los tribunales parisinos en 1886, dejaron datos suficientes para identificar a Amélie D… Sagua la Grande, 12 de febrero de 1865. Una mañana en los archivos parroquiales bastó para hallarla.

Natalia Amelia Josefina Dertez vino al mundo con el auxilio de Bernardina Domínguez, la misma comadrona que presenció los nacimientos del flautista Solís, el gran Albarrán y el general Robau. También fue bautizado por Francisco Lirola. Existía una orgullosa sentencia en aquella época: Me recibió Bernardina y me bautizó el padre Lirola, ni los dioses me igualan ni mejoran. Mademoiselle Dertez no vaciló en declararlo en París.

Amélie D… recibió los nombres de sus padrinos, Natalia Lanier -¿francesa?- y José Quevedo. Al parecer, la familia siempre lo llamó Amelia. Su hermana María Celeste, de dos años, fue bautizada en la misma ocasión. Infiero que aguardaban por la madrina, que tal vez seguía en Nueva Orleáns, su tía Eufemia Materre.

¿Nunca se conoció en Sagua que Amelia Dertez era hermafrodita? ¿Nadie comentó aquí que un tribunal francés había declarado hombre, al que antes vestía ropas femeninas y luego cortejó mujeres en la Francia de la belle époque? Lirola no consignó ninguna aclaración al margen de la partida de bautismo. Si lo supo, prefirió callar. ¡Qué mala pasada que la pequeña Amelia haya resultado hombre! La Iglesia –¿Dios?- también se equivoca. Antes hubiera culpado al Maligno. Un velo –diría- cubrió mis ojos. Pero Lirola era un cura del siglo XIX, capaz de hacerse retratar de paisano, para escándalo de su sucesor, el ultramontano padre Cavaller.

¿Y qué pasó con Natalia Amelia Josefina? ¿Qué nombre adoptó al momento de su metamorfosis? ¿Siguió la suerte de Herculine Barbin?

Fatiga revisar los índices de los archivos parisinos. ¿Aparecerá algún señor Dertez, nacido en Sagua la Grande, el 12 de febrero de 1865? ¿Dónde buscar? ¿Cuáles años?

Seré paciente.

Amelia Dertez, hermafrodita, criatura extraordinaria, andrógino tropical, me convida a internarme en aquel París finisecular, me desafía a encontrar su silueta invertida en los arcos que permiten andar sobre las aguas de la perfección.

Ojalá haya resistido al deseo de hundir su levedad en esas aguas…

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Foto: Registro bautismal de Amélie D… Manuscrito de Francisco Lirola.

Anexo.

Partida de bautismo de Natalia Amelia Josefina Dertez
Archivo de la Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción de Sagua la Grande.
Libro de Bautismos de Blancos, Tomo IV, folio 59, No. 101, año de 1865.

(Al margen)

N. 101.
Natalia Amelia Josefina Dertez
Leg a.

(Al centro)

Domingo veinte y cinco de Junio de mil ochocientos sesenta y cinco años: Yo D. Franco. Lirola, Cura Beneficiado por S.M. de la Yglesia Parroquial de ascenso de la Purísima Concepción de Sagua la Grande y Vicario Foraneo de ella y su jurisdicción, bauticé solemnemente y puse por nombre Natalia Amelia Josefina á una niña que nació el dia doce de Febrero del corriente año, hija legítima de D. Adan Estanislao Dertez y de Da. Clara Margarita Materre naturales de Nueva Orleans, y vecinos de esta feligresía. Abuelos paternos D. Luis Constante y Da. Celeste Cautrelle; maternos D. Juan y Da. Clara Martin. Fueron sus padrinos D. José Quevedo, y Da. Natalia Lanier, á quienes advertí el parentesco espiritual y obligaciones que contrajeron; y lo firmé=Franco. Lirola (una rúbrica)

(sic)

6 comentarios:

  1. Querido Maykel, ya le has puesto nombre completo y apellidos a tu Amélie y es un gran paso. También tienes algunas fechas y personas a su alrededor, tienes pues indicios para continuar tu busqueda. Sé lo que cuesta partir de nada y llegar a algo cada dia, el tiempo se alarga. He pasado muchas veces por ahi.
    Es cierto que los Archivos de Paris, ahora digitalizados, agotan, y cuando no se encuentra lo que uno quiere, mas. Yo he dejado mis ojos en él. Pero tienes también que decirte que quizas Paris no fue la destinacion definitiva de Amélie y sus Padres.
    Te dejo aqui una pista que seguramente te ayudara un poco en tu "recherche":
    Si hubo, como dices, un juicio en el Tribunal Civil de la Seine el 16 de julio de 1886 para constatar el sexo de Amélie, entonces se pueden encontrar los pormenores en la "Gazette des Tribunaux". En cierta época yo busqué un caso y lo encontré.
    Naturalmente, sé que no te es posible consultarla, Paris te queda lejos... y la BNF aun no la ha digitalizado.
    No te prometo nada, pero en uno de mis viajes, veré que puedo hacer por ti.
    Bon courage !

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  2. Lo haces ver como si Amelia Dertez fuese invención mía, posesión personal, hallazgo inalienable; aciertas, así la siento.

    Tuve un poco de trabajo con el trazo de la "t", un poco raro. Dertez no me parecía Dertez. Luego comparé con Margarita, con Martínez, y lo confirmé. Sin embargo, no es un apellido común. Casi no he hallado a nadie que lo lleve hoy en internet.

    Gracias por todo. Si seguí la pista fue gracias a ti.

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  3. Historia incrisble y bien narrada que espero seguir leyendo merced a tus laboriosas busquedas, que también por experiencia sé lo cansinas que pueden llegar a resultar.

    Un beso.

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  4. Seguiré. Ya te mantendré al tanto, Dissortat.

    Un abrazo, y un beso también.

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  5. Ahora que sé hasta donde has llegado en la historia de Amélie me pregunto si habrá algún sitio, algún resquicio al que no puedas llegar.
    Los hechos se tornan más poéticos cuando los cuentas, pero no puedo dejar de pensar en todas las vicisitudes que vivió Amélie.
    ¿Habrá un espacio para ella al lado de La mujer más triste del mundo?

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  6. Alejandro, no me atrevo a decir que lo sé casi todo de Amélie, pero algo más he averiguado. Dame tiempo para redactarlo y hacerla posar en compañía de la otra, la más triste.

    Un beso.

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