lunes, 2 de junio de 2014

Besos desaprobados: destruyen y retiran cartel teatral en La Habana



No sé si Rascacielos, la obra de Jazz Vilá y Marcos Díaz, seguirá presentándose en la Sala Adolfo Llauradó. Se anunció que permanecería en cartelera hasta mayo.  El plazo terminó. No duró tanto el cartel que promocionaba la pieza en Línea y G. Cuatro parejas se besaban a la vista de los transeúntes habaneros, y sólo una mereció la aprobación del público. A los pedestres les pareció que tales escenas no deberían trascender las cuatro paredes invocadas en el rótulo; no comprendieron que la intimidad de marras era una provocación, una invitación a mirar. Todos los caminos de La Habana, como se ve, no conducen al teatro. Entonces, para no ver, rayaron, despegaron e hirieron…

Hace poco una colega me comentó que no entendía el empeño de algunos activistas. Si ya no hay tanta homofobia –dijo-.  La semana me pasada, mientras yo hablaba de las implicaciones políticas del movimiento  LGBTI, otra periodista me replicó: “estás obsesionado con eso”. Por suerte conservé estas fotos, para mostrarlas a mis interlocutoras. El cartel de Rascacielos ya fue retirado, y no me aventuro a conjeturar por qué dejaron vacía la valla. ¿Para oponer un valladar a la homofobia o para evadir a tiempo el escándalo de exhibir apenas un beso incólume?

Ante los rostros zaheridos recordé la vieja receta mágica que describe James Frazer: atacar la imagen del enemigo equivale a lastimarlo en su piel. La gente primitiva mantiene esa lógica.

Nunca vi Rascacielos. Leí las reseñas. Hubiera querido ir al teatro, para confirmar que los rostros estaban intactos en alguna parte. Las cuatro paredes que los protegen, no obstante, caerán.  Cada vez me persuado de que debemos exhibirlos, exponerlos, arriesgarlos en las calles de La Habana.


3 comentarios:

  1. Ya me preguntaba yo cuanto iba a "durar" con vida ese cartel, en el medio de Línea. Al final no me sorprendió pues en realidad lo esperaba. Este hecho, amargo para todos los que lo sentimos y estamos a favor de luchar contra la homofobia, lanza una señal de que la batalla aún no está ganada y nos falta mucho.

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  2. El cartel estuvo bien y por toda La Habana, en cado poste de El Vedado. La obra realmente era menor. Mucho ruido.
    Lamentable que alquien rayara los besos de los muchachos y las muchachas. Solo dejaron a los heteros. Pero los besos gays, así de ampliados, en medio de una de las vías más concurridas de El Vedado estuvieron expuestos durante semanas, antes de la agresión. Y ante ellos las personas se detenían, pasaban, vivían sin ofensas, sin escandalizarse, sin que la tierra se abriera y nos tragara. Las cosas han cambiado. Hay que seguir luchando.

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  3. ¿Entonces viste Rascacielos? Siempre paso apurado por La Habana. Si la estrenan en Santa Clara, iré a verla sin falta.
    En cuanto a la agresión, cualquier atropello me parece sintómatico: todo ha cambiado, pero falta que cambie aún.
    Lo que sí no apruebo es la opción de retirar el cartel. Debieron reponerlo.

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