lunes, 3 de septiembre de 2012
Un poema de Paul Verlaine
Es un juego arriesgado, un salto mortal: no me satisfizo ninguna versión española de Clair de lune, de Paul Verlaine, y yo mismo traduje el poema. Traduje obsedido más por la belleza de la canción de Gabriel Fauré que por los sintagmas desbordados del poeta, que no vaciló en añadir adjetivos al claro de luna, sin el prejuicio de nuestra época por los calificativos profusos. A los traductores hubiera recordado Verlaine el carácter sinuoso y prolijo del rococó, les recordaría que asistimos a una enigmática comparsa de los tiempos de Antoine Watteau (1684-1721). No debe admitirse entonces la regulación a ultranza de los adjetivos ni la tendencia descontextualizadora que condujo a suprimir la mención de los bergamascos, referente que nos sitúa en un carnaval italiano del siglo XVIII. También respeté el polisíndeton, inexplicablemente suprimido por otras versiones. La novedad más evidente que introduje quizá sea la conjunción adversativa de la segunda estrofa; creo que hará más evidente la contradicción de los primeros versos con el resto. En la tercera, anticlímax donde la fiesta galante se fija otra vez al lienzo, parece intacta la extraña luz del claro de luna; intocada quedó también por mí.
Clair de lune
Votre âme est un paysage choisi
Que vont charmant masques et bergamasques
Jouant du luth et dansant et quasi
Tristes sous leurs déguisements fantasques.
Tout en chantant sur le mode mineur
L’amour vainqueur et la vie opportune,
Ils n’ont pas l’air de croire à leur bonheur
Et leur chanson se mêle au clair de lune,
Au calme clair de lune triste et beau,
Qui fait rêver les oiseaux dans les arbres
Et sangloter d’extase les jets d’eau,
Les grands jets d’eau sveltes parmi les marbres.
Claro de luna
Vuestra alma es un escogido paisaje
que tornan encantador máscaras y bergamascos
tañendo el laúd y danzando y casi
tristes bajo sus disfraces fantásticos.
Todo canta en tono menor
al amor vencedor y la vida oportuna,
pero ellos no parecen creer en la felicidad
y su canción se confunde en el claro de luna,
en el sereno claro de luna hermoso y triste,
que hace soñar a los pájaros en los árboles
y sollozar de éxtasis a los surtidores,
los altos surtidores esbeltos entre los mármoles.
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Ilustración: El amor en el teatro italiano, Jean Antoine Watteau, 1716.
Al ver tu traducción ceñida al original se me ha ocurrido el juego de versionarla, con la idea de ir alejándonos del poema al "actualizarlo". Allá va mi parte del juego:
ResponderEliminarSi tu alma es un paisaje, sin duda finge estar
Poblado de arlequines, como en baile de máscaras;
Ellos danzan y rasgan las cuerdas a los sones
Tristes que da el saber que todo es fantasía.
Y si a gritos proclaman -pero en tono menor-
Que el amor ha vencido y la vida es hermosa,
Es porque ni siquiera intentan convencer:
Su función se deshace entre el claro de luna.
¿Fue tan bello el silencio? ¿fue solo transparencia?
Al fin y al cabo un sueño también puede soñar.
¿Solo tus ojos lloran o son los surtidores?
Los grandes chorros de agua que hasta el mármol desgastan.
Un abrazo, Maykel.
Tu versión -libérrima, es cierto- me parece muy hermosa, más que la mía.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Estoy que casi me duermo, Maykel, cuando me llega tu respuesta. No hablemos de belleza; tu versión es bella y además es Verlaine.
ResponderEliminar¿Por qué no seguimos hasta que el claro de luna se convierta en.un.amanecer?
Otro abrazo pata ti.
creo q otra traduccion mas justa es chorros en vez de surtidores.
ResponderEliminar¡Muchas gracias por esta excelente traducción!Ayuda bastante a comprender el poema y la música de Gabriel Fauré
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