martes, 2 de noviembre de 2010

Un viaje posible

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Puede hacerse también una excursión a Sagua; y
como todo el curso del vapor se hace entre los cayos, la quietud del agua obvia la principal objeción de muchos a un viaje por mar: el mareo. (…) Una muy extensa sabana en las cercanías de Sagua le proporcionará también muchos agradables paseos, si es amante de las flores.

John G. Wurdemann, 1844.



Aún la Enciclopedia Británica define a Sagua la Grande como “ciudad y puerto”. No se refiere a la dársena de la Isabela, pues especifica que la Villa del Undoso posee allí su ocean port. De una edición a otra, el texto ha hecho sobrevivir al antiquísimo puerto fluvial que alguna vez recibió buques ingleses durante el siglo XIX.

Ya no existe el Muelle Real. Alexander Robertson no sabría dónde atracar. No quedan astilleros ni almacenes. Ni huelo la brea que consignó Esteban Pichardo como aroma deleitoso de las riberas.

El puerto fluvial sólo existe en el anacronismo de la Enciclopedia Británica.

Siempre he querido navegar aguas abajo. Desde el puente del Triunfo se cuentan treinta y dos sinuosos kilómetros hasta el mar. Los botes amarrados en la margen derecha, delante de los árboles que circundan la torre gótica del Sagrado Corazón, sugieren un paisaje alegre, sólo que apenas zarpan. El légamo nos ha vencido.

Según la Enciclopedia Británica, todavía puedo acompañar al doctor Wurdemann a la cabaña de una escocesa de Glasgow o Inverness, y aguardar después al pie de la gran escalinata por el vapor de la tarde.

4 comentarios:

  1. oh..entonces si has hecho el viaje? Lástima que no has hallado puerto ni flores...será quemel tiempo acaba venciendo todo?

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  2. Lo he deseado durante años, pero nunca he realizado el viaje.

    Digamos que he confiado en el azar.

    Es una ruta abandonada.

    Quizás todo sea posible si...

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  3. Tú también llevas razón, Maykel. ¡Cuánta belleza en tus fotos!
    Y qué ganas me dan, siempre que las veo, de estar allí y hacer yo también click.
    Un abrazo.

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  4. Querido Maykel, hay tanto lodo en el mundo, en nuestras vidas...

    Un abrazo

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