viernes, 23 de octubre de 2009

La carta modernista

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Fantasía de primavera, Juana Borrero, 1895

Entregaron la carta en la mañana del miércoles veintiuno de octubre. El viaje tardó un trimestre, como antaño iban despacio las naves que cruzaban el Atlántico. Apareció el día que recordamos cómo fue sepultado por su propia risa Julián del Casal. Ya no se usan los manuscritos. Se sabe que murieron con el último siglo. ¿Cómo leer entonces una carta que además fue escrita sobre un papel amarillo y grueso, con una marca de agua que obliga a mirar a contraluz y una caligrafía leve, irregular, escrita en un temblor vespertino?

He recibido una carta modernista. Late ahí un amor antiguo, finisecular. La carta huele raro. ¿Qué amante prescinde, todavía hoy, de la costumbre de descifrar el olor de las cartas?

Y hay más, está el libro de Emiliano González, lo que viene a confirmar lo extemporáneo del hilo rojo que, a falta de lacre, cruza el sobre por la solapa con el fin de salvarlo de la profanación. Emiliano, neomodernista confluyente, enumera la pasión de Eleonora –su alter ego, supongo- por las ediciones raras de aquellos frágiles estetas del orientalismo y los oropeles verbales. Emiliano tiene el tino de mencionar a la vuelta de la primera página a Juana Borrero, célebre autora de cartas pintadas e ininteligibles en tinta roja de su sangre.

Noche, tres veces he leído “La habitación secreta”: la primera, por explorarle la novedad; la segunda para repasar cada brillo; la tercera, a causa del vicio de fumador de haschís que vengo padeciendo “cuando la noche sale del baño”…

Yo también guardo mis reliquias y tengo mis rarezas. Mi Omar Khayyam en pastas duras y arabescos islámicos; la única edición - Tipografía de Los Niños Huérfanos, 1893- de la traducción de una novela de George Sand que pergeñó la misteriosa Sol Doré. Ya sabes, Noche, cuánto me gustan las cubiertas art nouveau, las novelas exóticas de Pierre Loti, las sombras cayendo sobre los jardines de mármol. Y sabes que, aún ausente y olvidado en el sueño, aguardo el día de las epifanías, el momento de mirarte y sonreír porque finalmente hemos llegado…

14 comentarios:

  1. querido Nictálope..no puedo creer que haya tardado tanto,pero Céfiro ha cumplido su pacto conmigo...no puedo escribir mucho ahora,pero dime si has hallado ya el "dato" especial que me une con La Habitación secreta".. te quiero

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  2. Viajero, has regresado... o nunca te fuiste?
    Imagino que eran las conecciones. Te he enviado varias ciber cartas.

    Ya tengo mis yaquis en casa, podemos jugar cuando quieras, ahora sí que hay abundancia de viajeros que saben jugar a los yaquis!

    Te beso la mano de siempre

    Y.

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  3. Hola, Maykel:
    No sé cómo accediste a mi blog, pero me has sorprendido gratamente.
    En cuanto a tus preguntas sobre mi abueslastro, pues sí, fue cónsul de España en Sagua la Grande en 1930 (¡ha llovido mucho desde entonces!),época en que fue presidente de la República el general Gerardo Machado y Morales. Tengo un amplio testimonio fotogáfico. También vivieron mi familia en Cienfuegos y en La Habana.
    Un saludo. Volveré por tu blog.

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  4. Noche, claro, lo conozco. No podía escapárseme. Además del halo nocturno de cada página, pese al misterio de los rituales en jardines ignotos, la coincidencia que te subyuga es que haya sido precisamente el 25 de marzo la fecha escogida por el mágico azar de una mañana para que Eleonora se decidiera a leer finalmente "La habitación secreta".

    Es que no podía tratarse de otro día.

    Te he extrañado mucho, pero ya estoy aquí.

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  5. Mi querida Libélula, anduve por ahí, sujeto a pruebas, a expiación tal vez...
    Sabes bien que no conocemos medianías en la Isla; no llegamos o nos pasamos, como dicen que nos definía el Generalísimo. A veces yo no llego, o puede que me pase y rebase tan lejos el límite que me cueste hallar la ruta del retorno.
    Pero al fin pude volver.
    Yo beso tus alas.

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  6. Dyas, enhorabuena!
    Gracias por aparecer.
    Fue una época difícil la del consulado de tu abuelo, sobre todo para los cubanos que acabaron zurrando al general Machado.
    La Sagua de la época comenzaba a precipitarse en la crisis, el "gran crack" que hundió casi todo.
    ¿Se hablaba en tu familia de aquellos días?
    Veo en tu blog que siempre hablas de Sagua como de un sitio conocido, aunque el conocimiento te venga de tan lejos...
    Un abrazo. Seguimos conversando.

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  7. Libélula, tú te acuerdas de Anisia Miranda?
    Era autora de aquellas narraciones que aparecían en los libros de lecturas de la primaria...
    Mis hermanos y yo competíamos a adivinar los autores por el título de los cuentos...
    Anisia murió ayer en España.
    La noticia, publicada en la prensa cubana, me ha devuelto a aquellos libros.
    Debes saber que también se nos murió Cintio.
    Parece que en esta época estamos particularmente expuestos a los adioses...

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  8. Cómo olvidar a Anisia! No sabía de su adiós. Sí supe del de Cintio, pero ya lo esperaba, le veía tan frágil....

    También se fue aquí en Valencia Alelé, el de los títeres, lo recuerdas? Ulises García se llamaba.

    Yo también, en estos tiempos de mucho viento, tengo deseos de recoger mis anclas e irme a vivir lejos, a la estrella azul....

    Te he echado muchísimo de menos.

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  10. También el titiritero?
    Siempre he sentido, como tú, desde mi proverbial inmovilidad, esas ganas de salir de viaje...
    Ya habrá tiempo.
    Mientras, estaremos juntos, en el misterio aquel que mencionaba Gastón de "hacernos compañía".
    Acabas de escribirme, así que supongo que estemos conectados al unísono.
    Aquí la tarde está oscura, pero no hace frío.
    Me quedo hasta bien entrada tu madrugada, que apenas será el comienzo de mi noche.

    Hay tiempo hasta para echar una partida de yaquis o de ajedrez.
    Qué crees?

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  11. Reinier!
    Veo que todos coincidimos, a la misma hora, en el mismo sitio; soy afortunado.
    Cómo va el trabajo?
    Ya termina?

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  13. Háblame, háblame del amor...
    No uses cifras ni artificios crípticos; puedes hablar, sé transparente.

    Por aquí te saluda Yeilis.

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  14. "El viajero inmóvil" no he podido aún verlo.. pero sí "La anunciación". Acabo de verla hoy y me ha dejado un sabor a bronce en los labios y sentido de culpa, no por haberme ido sino por lo que he dejado.

    Sabes? eres mejor mago que yo, rompes el sortilegio de los desencuentros. Odio los desencuentros tanto como la frase: "Después quiero verte porque tengo algo que decirte", uff me entran crisis vagales como a aquel personaje de Paradiso, el de la librería.

    Y tú, siempre dices las cosas cuando deben decirse, y apareces y coincides cuando debes coincidir.

    Tú decides viajero, yaquis o ajedrés... lleváme a jugar anda, que acá también cae la tarde.

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