viernes, 11 de abril de 2008

Lorca en Sagua: un poeta ipotrocasmo (II y final anticipado)

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Grand Hotel Sagua. Aquí se hospedó Lorca, en la habitación 320, tercer piso.


Estoy obligado a poner el último punto al itinerario de Lorca en la Villa del Undoso, provisionalmente al menos. Para internarse en el pasado con fortuna hay que confiar más que en el azar o en los predecesores; es necesario encontrar la puerta y las llaves para abrirla de una vez. Cuando escribía mi introducción a la visita de Federico García Lorca a esta ciudad suponía dicho casi todo y atribuía el sentido de mi misión a comunicarlo. Luego descubrí que estaba equivocado.
Los cronistas más conocidos de la estancia del poeta en Cuba son los historiadores –y curiosamente también periodistas- Nydia Sarabia y Ciro Bianchi Ross. Ambos dedican sendos capítulos de sus libros al paso de Lorca por Sagua, con la información elemental: dónde durmió y comió, a quiénes frecuentó, cuándo impartió la conferencia "Mecánica de la poesía", etc. Los sagüeros, más privilegiados sin duda que los santiagueros, poseemos también el pequeño testimonio de Gayol Fernández, publicado en Bohemia, una crónica emotiva pero demasiado escueta para saciarnos. Hasta aquí lo que está a la vista de todos. Ahora sé que soterrado hay mucho más, el verdadero secreto de los días sagüeros de Lorca que –como corresponde a los legítimos misterios- sólo puede reconstruirse con especulaciones.

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Vestíbulo del Grand Hotel.
Esta lámpara iluminó las noches sagüeras de Lorca.
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Escaleras del Grand Hotel. Tercer piso.
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En esta ruta mía hacia 1930 di con Luis Machado Ordetx, -otro periodista- que se ha ocupado ampliamente del itinerario de Lorca por Las Villas. Luis Machado, amigo generoso con sus descubrimientos, -como corresponde a un investigador de veras honesto- me envió el capítulo dedicado a Sagua en su inédito “Fervientes corceles”. Aquí descubrí otras circunstancias muy singulares sobre la predilección de Lorca por la primera ciudad cubana que insistiera en convidarlo; entendí por qué los sagüeros no se separaron luego del poeta en su tránsito por Las Villas; imaginé, con el consentimiento del autor y sus comentarios al margen, las razones ocultas de la afiebrada estancia de Federico entre nosotros. Luis me confirmaría lo que ya empezaba a vislumbrar yo mismo: “Sagua es un misterio”. Los periódicos locales que se referían a los pormenores de la visita han desaparecido de los archivos. Las decenas de fotos que hiciera Stinglietz -fotógrafo de la sociedad sagüera- a Lorca son inhallables. Hay quién dijo haber visto el extenso fotorreportaje publicado por “La Voz de Sagua la Grande”, pero nadie sabe donde pueda estar hoy mismo. El semanario de Carnicer Torres, “El Temporal”, tampoco puede leerse ni siquiera en archivos privados. Sagua es el misterio. En Caibarién, Cienfuegos y Santa Clara, Luis Machado Ordetx halló abundantes indicios en la prensa. De Caibarién se conserva una foto de Lorca con el grumete del Yacht Club. Sagua sigue siendo el misterio. Y como una parte esencial de ese misterio parece residir en la persona de Arturo Carnicer Torres, he decidido transcribir sin omitir palabra –como insistía Emilio Roig de Leuchsenring en su comentario de Carteles a este mismo texto- “El epicentro psicógeno…”, que suscitó polémicas y opiniones antagónicas entre los intelectuales cubanos de entonces después de la entusiástica aprobación de Federico García Lorca. Helo aquí.


El epicentro psicógeno y la euforia en la rítmica lorquiana

Por A. Carnicer Torres

garcía lorca –poeta ipotrocasmo- el que ha dado un epónimo a la nueva ritma literaria, nos ha visitado no ha muchas horas, y desde el tríptico escenaril –del italiano caserón “principal”- nos dio toda la euforia de su ritmo.
su principal centro, gira en su alma, en su psiquis, preparada –véase por qué vórtice plasmático- en una clarividencia poseedora, de la nueva fase, que nos ha inoculado en su peroración literaria, la que apartándose de las medias tintas nos ha bañado de lleno en el anate substancial…
garcía lorca se revela contra el epítrope; extirpando de plano, y no admitiendo como árbitros, la introducción de ideas medievales, restadoras de fuerza a la euforia del verso preponderante que es la atención de hoy.
él –federico garcía lorca- en su romancero gitano y en sus estilísticas producciones desde occidente, ya nos indicaba la ruta como Maquiavelo que anunciaba una gran tempestad en las letras –y así yo- embebido en su nueva mecánica, le oí, le escuché encontrando en su vasto campo explicativo no a las simples luciérnagas de luces fluctitivas, sino lampos ecletantes, prepotentes focos lumínicos, cuyas proyecciones han dejado a algunos (que se precian de intelectuales) en miopía tiniebliscas.
todo lo que gravita en una técnica nueva (como no es comprensible) se adapta a la sustracción de fuerza y de calor –por consecuencia- como fenómeno físico, restándole todo esto a un cuerpo viene la inanición.
pero aquí no vendrá; pues ya todo el que lee, y escudriña, y se ha querido quitar las “escamas” de la retrogradación, con las obras surgidas por un osvaldo spengler, por un ofauder, mejerson, jean steig y otros, y los mismos de lorca tiene que convenir en que ya los versos de cadencias han pasado a las concupiscencias de la historia.
garcía lorca en la tribuna, en sus obras, ha probado ser un poeta factista –de hecho- y por añadidura eidecosustancioso- él se traspone en el magicismo dadaísta; en su mecánica él se va más allá de la literatura –la nada- garcía lorca –como josé maría carretero- en sus fenomenologías hace razonamientos intencionales; es un dialéctico y metafísico analista, está contra los paranoicos, contra esos apasionados oníricos visionarios soñadores de todas las épocas.
fui a oír en tribunicio cerco a garcía lorca, porque interpretando la vigencia de su módulo, sabía que no iba a encontrarme melismos de decadencia cansona, sino la puridad, con una fobia literaria no echada en campo desmombero, llevaba toda enfática etimología de la palabra no sobada.
en el asta de las nuevas orientaciones de letra flamea el pendón verdoso de la esperanza, y en la clepsidra del templo está ahora que los mocetones, los surgidores, limpien el cerebro de toda paranoia y digan a los vegetarianos: “aquí estamos con todo nuestro litargirio”.
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Teatro Principal -"el tríptico escenaril del italiano caserón".

Aquí ofreció Lorca su conferencia el domingo 23 de marzo de 1930.

6 comentarios:

  1. Maykel: Me ha dicho un pajarito que Sagua es el centro de no sé qué, la cuna de no sé qué tampoco; ahí el susurro se hizo imperceptible.
    Me parece que queda más por escribir, entonces, porque nos has dejado con las ganas, muchas más todavía que las que ya teníamos. No me líes con Lorca y Sagua y resuélvenoslo tú, que bastante tenemos con todo lo que nos llevas encomendado.
    Quiero ver las fotos actuales, de lo que haya o de lo que esté edificado sobre lo que estuvo. No solamente de eso, ¡queremos ver Sagua!

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  2. Sincronicidades..

    Alguien dejó tirado, en un banco del parque, el romancero gitano de Lorca.

    Vengo del mar, es casi medianoche. No había olas, pero estaba Sorolla allí, pintando, el mediterráneo parece pintado con luz de luna.

    La Luna parece ahora una barca para niños que lloran..

    "y si el niño llora, menguará la Luna para hacerle una cuna..."

    ..pero ahora la luna crece... me hace sonreir porque parece risa de gato Risón.

    En la biblioteca de los bajos estaba Paradiso, una edición preciosa, con prólogo del cubano Manuel Pereira. De más está decirte, peregrino, que acá lo tengo, no he comenzado a releerlo, y ya Baldovina espanta con estopa ( a falta de algodón) las ronchas de mis nostalgias.

    "El Romancero... encontrado en el Parque, tiene una dedicatoria fechada el 11 de septiembre de 1989, justo el día en que nació mi Hermana, Gioia, mi maga más querida y que habita en la Isla junto a mi madre, en una casita de la Calle de la Obrapía.

    Ye deseo un dulce peregrinar en tu noche (mi amanecer), con la esperanza de un abrazo viendo el verde perderse en el horizonte, y sin el misterio del agua por todas partes:

    Libélula

    p.d Lorca es un fantasma que me acompaña y que no quiero recapitular.

    P.pd Conjura a la Luna, que se caiga y se rompa y que se torne "Jardín" en la biblioteca de los bajos, por favor, necesito beber de ese Agua. Lezama me dejará desamparado de Isla, y la Loynaz ha de recibirme.

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  3. Animal de Fondo, me preguntas por Sagua... Hoy sólo puedo decirte que es para mí maldición y salvación a un tiempo. Los sagüeros, mis compatriotas, son desde antaño muy grandilocuentes, aficionados empedernidos a referir las singulares glorias de esta ciudad. Por ejemplo, dicen que Ramón Solís, nacido aquí en 1854, fue el mejor flautista del mundo en la segunda mitad del siglo XIX; dicen que Albarrán (Sagua, 1860-Arcachón, Francia, 1912), nominado que fue al Nóbel de Medicina el mismo año de su muerte, es el padre de la urología moderna; hacen eco a Carpentier cuando el novelista comenta que Wifredo Lam (Sagua la Grande, 1902-París, 1982), el cubano amigo de Picasso, es el más universal de los pintores cubanos. Y dicen y cuentan muchas cosas más. Tantas, que han hecho de la villa una rara leyenda. Fíjate si la pompa está en los genes sagüeros que hoy mismo yo no puedo evitar mirar a Sagua como a un imperio caído. Se describen oropeles de la opulencia de antaño, de la gente sorprendente que vino a recalar aquí, del pasado cosmopolita de nuestro viejo puerto. Jorge Mañach, el gran ensayista de la República, sagüero también nacido en 1899, escribía en una viejísima crónica: "Como Atenas tiene su Pireo, Sagua la Máxima tiene su Isabela, que le sirve de balneario en la canícula." Sagua es así, amigo, caleidoscópica. Tan ampulosos eran nuestros antepasados que fueron capaces de escribirle dos cartas a Isabel II y en su momento enviaron un telegrama al presidente de los Estados Unidos, William McKinley, para exigir la absoluta independencia de Cuba. Por una sagüera, Edelmira Sampedro, renunció a su trono Alfonso de Borbón y Battenberg, el tío mayor de don Juan Carlos, rey a la postre. Sagua también es una ciudad sagrada, una especie de Meca, para la Regla africana de Palo Monte. Un amigo mío, no sin sarcasmo, me decía "seguro está en Sagua el Santo Grial", desafiando a Dan Brown y su fórmula infalible de hacer novelas. Hoy sé que está en Valencia; me lo dijo Libélula. Pero de Sagua me queda mucho por contarte y creo que estoy efectivamente en el deber de hacerlo. No andes muy lejos, mucho menos cuando parecen que todos los caminos -en lugar de llevar a Roma- conducen hasta aquí. Tiene Sagua a las puertas el mismo letrero que aquel castillo de la novela de Diderot -Jacques le fataliste et son maitre- que tanto le gustaba a Borges: "Estabas aquí antes de entrar y cuando salgas no sabrás que te quedas".

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  4. Libélula, yo no sabía que Sorolla era valenciano. He visto sus cuadros en el Museo Nacional de Bellas Artes y me ha gustado mucho. No hay nada más vital que sus bañistas en la sala de Arte Español.
    Por la Luna no estés ansioso. Ya la veo algo rota desde aquí; prepara el chal de encaje para recoger los añicos. En cuanto a mi jardín... "en mi jardín hay rosas, yo no te quiero dar las rosas que mañana no tendrás". Para ti, lo infinito o nada.
    Dime, por favor, cómo se ve, cómo huele y a qué sabe el Mediterráneo con esa luna cartaginesa sellando tu dolor. Dime si has sido alguna vez semejante a Dido, crispado por una partida que no puedes asir. Hoy quiero en verdad oírte, hasta que la luna te enfríe la voz y yo me sumerja en la mar bendita de la Isla para traerte el fuego de las aguas agua y calentar tus pies...

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  5. Caray, Maykel, la Sagua que has dibujado mientras respondías a Animal de Fondo me resulta burbujeante, vertiginosa, colorida, se hincha y se encoge como si respirara a pulmón lleno. Las andanzas de Lorca han fungido como el cabo de un hilo que tú te complaces en jalar desde el otro extremo. Un poeta que camina en tierra semejante, por fuerza debe salir deslumbrado.
    Y si además hay un cronista que lo relate, mucho mejor.

    Un abrazo.

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  6. Mi querido, te me antojas hoy como un espejo de agua al que asomarme para mirar en lo profundo de mis ojos.

    Pudiera cantarte una canción ajena, por ejemplo, esta de Amado Nervo.

    AUTOBIOGRAFÍA

    ¿Versos autobiográficos ? Ahí están mis canciones,
    allí están mis poemas: yo, como las naciones
    venturosas, y a ejemplo de la mujer honrada,
    no tengo historia: nunca me ha sucedido nada,
    ¡oh, noble amiga ignota!, que pudiera contarte.

    Allá en mis años mozos adiviné del Arte
    la armonía y el ritmo, caros al musageta,
    y, pudiendo ser rico, preferí ser poeta.
    -¿Y después?

    -He sufrido, como todos, y he amado.

    ¿Mucho?

    -Lo suficiente para ser perdonado...



    Pero eres un alma sutil, a tí npo puedo engañarte con versos ajenos...Te confieso, que muy cerca pude estar de Dido, muy cerca, pero "ni bebí ni besé, y eso pude, eso valgo."

    Soy más cercano, bajo esta Luna de Valencia... (La frase, dicha en Cuba a los que se tornan onironautas en vela, viene del cierre de las murallas de la ciudad a una hora fija, y aquellos incautos, atrapados en la noche Valenciana de extramuros, debían pernoctar bajo su fría Luna) te decía, que soy más cercano, a Lucas o a Lucía, los enanos de la canción de Carlos Varela.


    "Lucas y Lucía se fueron sin rumbo
    a buscar un sitio en este mundo.
    Dicen que aún dan vueltas en el cielo
    buscando la tierra de su anhelo."

    Mi paje es también criatura de isla, y me ha visto retorcerme en un crecimiento espeso y profundo, durante cinco años desde nuestro encuentro y por él casi fundo nuevamente Cartago cerca del Golfo de México, pues por mí dejó su reino árabe y sus muchas odaliscas, pero regresé al séptimo día de aquellas tierras, bastó sólo una lágrima suya para abandonarlo todo y regresar a la isla, sin más tesoro que Boris, mi oso ruso y solo porque, como a los abuelos de José Cemí por parte del Coronel, me unen a él más nuestras diferencias, que las semejanzas.

    El destierro es terrible, y más si es auto-impuesto. Mi paje no se estaba quieto en la isla, tampoco quiso esperar a que yo fundase una ciudad para ambos cerca de la pirámide del Sol de Teotihuacan, eso me convidó a regresar a la Isla, para recorrer luego juntos el mundo en un aeroplano... pero fueron dos y no uno: el suyo despegó desde Holanda, el mío rumbo a Italia para quedarse en Madrid. Y de Madrid, ya juntos, vinimos a esta Tierra de Naranjos construida de espaldas al mar...

    Ya te digo, todo comenzó porque quise irme al Amazonas para olvidar a un pez, y ahora me besa el mediterráneo, donde me desangro a golpes por las raíces arrancadas de golpe, y que no se cura la herida, debe ser que el yodo de este mar no es tan espeso, hay demasiados barcos hundidos, o quizás mis raíces eran demasiado profundas...

    No me quejo, mi paje hace lo que puede porque fundemos el Reino... tiene sueños, él sigue creciendo hacia fuera, y yo le veo dormir, le oigo castañear dientes y huesos, pero soy yo quien nunca quiso reino salvo el cielo prometido, ni más corona que la luz de la Luna y el Sol sobre mi frente, ni más almohada que el pecho del ser amado...

    Pero los Dioses que somos, son caprichosos, y por cada gota de barro que pedí para mi talón viajero, se me revela una ajorca de plata que tiene el poder de anclarme, de tirar de mí hacia abajo, pretendiendo engañar mi pisada, mi huella, fundiéndola a una tierra, extranjera, ajena a mí aún cuando le llamen madre de muchas otras tierras.

    Solo me queda ahora crecer hacia dentro, y refugiarme en Dios para mi magisterio y mi servicio, en mi paje para equilibrar lo humano y con lo divino, en mi sangre que quedó en la isla porque son más que el Almendares, y en ti, si me lo permites, porque solo los iniciados en el misterio de la Isla, pueden definirme y porque me acostumbré demasiado a adivinarme doble, a verme reflejado en los que ven, los que aún pueden ver, unicornios donde caballos... y es que quedan tan pocos...

    Hoy te regalé mi reflejo más egoísta, porque la madrugada es fría y necesito fuego de ese agua que tienes siempre, no sea que mi voz se rompa en hielo y no haya un chal que le consuele.

    Desespero cada mañana por ver tus letras en mi templo o en el tuyo, un monje no debe tener apego y mucho menos susurrar tales dependencias, es de mala educación, eso enseñan mis maestros, pero hay pecados a los que la Diosa misma se hace como que no ve, porque la ayudan a definirse en su Creación, a Ella le gusta ver como comienzan ciertas historias, para luego recrearlas.

    Ah! Si pudieras regalarme cada día un poco de tu soplo.... ¡prometo ir descubriendo mis velos! Tu verbo te hace inmortal, tu inmortalidad te hace como los Dioses, a los Dioses me debo, a los Dioses y su Creación toda. Ante ellos no tengo velos puesto que son quienes han sido, son y siempre serán...

    Te espero en mi templo, hoy oficio de mucama de Aracné y debo desenredar los muchos hilos.

    Mañana iré al río a un baño ritual con mieles, se acerca Mayo Primero.

    Háblame....

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